En verdaderos pueblos fantasmas quedaron convertidos Matanzas y Vega de Pupuya, en la costa de la Sexta Región, debido a la alerta de maremoto que ordenó evacuar la zona tras el pencazo mañanero de 6,9 grados en la escala de Richter.
La potencia del sismo obligó a decretar alerta de tsunami para evitar que se repitieran las terribles escenas del 27 de febrero pasado. Los habitantes no lo pensaron dos veces y corrieron a refugiarse a los cerros Chorrillos y La Cruz, para librar de la ola gigante que nunca llegó.
El carpintero Jorge López contó a La Cuarta que estaba martillando en la vivienda de su patrón cuando se le movió el piso. "Corrí una cuadra y media a mi casa para rescatar a mi familia. Fue tan violento el temblor que hasta me caí, pero igual pude llegar al cerro con mi señora, mis 4 hijos y mis 3 nietos. Nos demoramos 10 minutos en buscar refugio".
En la caleta de Vega de Pupuya, el pescador Luis Marambio dijo que los carabineros pasaron avisando en moto del peligro. "Saqué ropa, tallarines, sopaipillas y corrí al cerro. Después bajé y me di cuenta de que el mar está manso y eso es malo, así que voy a dormir en la colina (ver nota aparte)", señaló.
En el poblado costero de Matanzas los vecinos sólo lamentaron el derrumbe de dos viviendas. "Gracias a Dios no hubo víctimas, sólo mucho temor de que el mar volviera a salirse", dijo Brenda Lillo, quien avisó que pasaría la noche con su hija en el cerro Chorrillos.
PESCADORES TIENEN JULEPE PORQUE EL MAR ESTÁ MANSITO
Los vecinos del sector costero de los Roanos, en la comuna de Navidad, también la vieron peluda con la alerta mañanera de tsunami. Un grupo de pescadores confirmó al diario pop que funcionarios de Carabineros pasaron avisando en moto la llegada de la ola gigante.
"Apenas tembló, el mar se recogió varios metros, así que pensamos lo peor y arrancamos de la playa hacia los cerros", relató Gustavo Véliz. Después de las tres primeras réplicas, algunos pescadores se animaron a bajar al pueblo a buscar ropa y comida, pero hubo un detalle que nuevamente los hizo pensar lo peor.
"Nuestra experiencia dice que en esta zona el mar trae hartas olas, pero ahora el agua está suavecita, casi ni se mueve, y eso es malo y significa que algo va a pasar", contó Véliz. Otro de los pescadores recordó que en la madrugada del sábado 27 de febrero "el mar se salió aproximadamente 400 metros y estuvo a una cuadra de arrasar con una población entera. La gente está muerta de susto y por lo mismo ahora arrancó a los cerros.
¡Mire, si las casas de la zona baja están vacías y los negocios cerraron! Estamos todos repartidos en las colinas y lomas por miedo a que el agua nos arrastre", dijo Luis Barril. La vecina Luisa Castro dijo que la zona más segura para capear los temblores "son los cerros porque son de piedra laja. En cambio allá abajo la arena es más endeble y las casas se mueven más. Menos mal que el mar no se volvió loco y no se llevó las lanchas de nuestros maridos".