Según los antecedentes, la imputada le propinó un par de puñaladas a la víctima.
Una joven de 25 años, identificada con las iniciales E.M.N.G.S., fue condenada a la penas de 10 años y 1 día de presidio mayor en su grado medio como autora del delito consumado de homicidio simple en contra de un hombre mayor de edad.
Se trata de un crimen ocurrido en Calama, el pasado 25 de julio del 2021.
En aquella jornada, según explicó el fiscal jefe de Calama, Cristian Aliaga, la víctima se encontraba bebiendo alcohol con un grupo de personas en la vía pública, entre ellas, la acusada.
“En un momento, la acusada comenzó una discusión con la víctima, extrajo desde sus vestimentas un cuchillo y le propinó un par de puñaladas en diferentes partes del cuerpo, generando una de ellas una lesión corto penetrante en la región dorsal central; la segunda herida fue una lesión en el tórax que le generó un shock cardiogénico con hipovolemia (...) lo que trajo como consecuencia la muerte de la víctima”, detalló el persecutor.
Además, Aliaga indicó que “tras lo anterior, la acusada huyó del lugar a bordo de un vehículo junto a terceras personas, siendo detenida de manera posterior”.
Respecto a la decisión del tribunal, el fiscal destacó que “la sentencia acogió gran parte de los planteamientos del Ministerio Público vertidos durante el juicio oral e impuso la condena solicitada por la Fiscalía para la acusada que era 10 años y 1 día de presidio efectivo. Asimismo, TOP desestimó la tesis de la Defensa en orden de la necesidad de fallar con perspectiva de género, en especial, porque la acusada había sido violada por la víctima cuando era menor de edad”.
Relato de testigos
Asimismo, puntualizó que “desde el 2019 en adelante, la acusada se encontró por las calles de Calama con el acusado y en ninguna de ella, pese a que fue hostigada, amenazada y mirada de forma lasciva, no acometió en contra del ofendido”.
Finalmente, explicó que “los testigos presenciales, cuyos relatos fueron introducidos al juicio, señalaron que la acusada habría increpado a la víctima con dichos como ‘me debí una’ o ‘tenemos algo pendiente’, entre otros, lo que daría cuenta de que su conducta resultó más bien compatible con un ajuste de cuentas o una vindicación por hechos anteriores”.