El general Guillermo Ramírez está al mando del "estado de catástrofe" que se declaró en el Biobío. Según él "hay personas que han dormido mucho menos que nosotros y por ellas hay que trabajar sin descanso".
El militar confesó que le "impactó mucho ver en la costa a personas mojadas, sufriendo con hambre y pavor un nuevo terremoto (ver recuadro). Y esta situación de angustia se vio incrementada por la acción de los saqueadores. En estos días he palpado la desgracia y el sufrimiento humano".
- ¿Qué lo emociona?
- Ver a padres llorando la muerte de sus hijos. Duele mucho ver el sufrimiento de los niños y de las mujeres, pero lo que me parte el alma es ver la cara de susto de los niños por las réplicas. Por eso es necesario iniciar programas de salud mental.
- ¿Qué conclusiones ha podido sacar?
- Me siento muy satisfecho porque hemos logrado mantener el orden y la calma en toda la región; ahora viene la solución de los problemas y hay que empezar a ponerse de pie.
- ¿Se ha afectado su vida familiar?
- Mi familia sabe cuál es la labor de un comandante, y ha estado siempre a mi lado apoyándome. Ellos saben con quien se metieron, así que no tienen nada que alegar. Además tengo el respaldo de las autoridades y de mis camaradas de armas, y lo único que tengo que hacer ahora es seguir trabajando, así que permisito...
A UNA POBLA DE TOCOPILLA INTENTARON PONERLE SU NOMBRE, PERO NO QUISO
El 2007 Ramírez cumplió una función similar en el terremoto de Tocopilla. "Ahí estuve a cargo de mil 350 soldados y la ciudadanía también pudo darse cuenta de la importancia del Ejército, y como la institución siempre está presente a la hora de ayudar y poner orden".
El militar contó que les tomaron tanto cariño que "incluso la gente quiso bautizar con nombres de comandantes cada una de las villas y poblaciones que reconstruimos; una gran muestra de cariño al Ejército chileno".