El hombre de 49 años acusa a su familiar de ser el responsable del doble parricidio. “No ha sido sincero al declarar en esta investigación”, aseguró desde la cárcel.

viernes, 1 de diciembre de 202307:30 hs

José Enrique del Río y María Mercedes Alonso fueron encontrados sin el 25 de agosto de 2022. El matrimonio fue asesinado a balazos.

La horrorosa escena fue a lo menos llamativa: los cadáveres se encontraban dentro de un auto estacionado, en el garaje de la casa donde vivían, en la localidad argentina de Vicente López, al norte de Buenos Aires.

Lo que parecía un misterio, terminó por resolverse rápidamente. En apenas 13 días, la policía dio con el principal sospechoso del crimen: Martín del Río (49), el hijo menor de la pareja.

Caminante encapuchado

Entre las escasas pruebas que manejaban los investigadores, estaban las imágenes de una cámara de seguridad. En los registros se ve a un caminante encapuchado que transitó por una zona cercana al lugar del ataque.

Con el correr de la indagatoria, surgiría un testimonio clave.

María Ninfa Aquino, la empleada doméstica del matrimonio, reconoció a Martín Del Río como el sujeto desconocido que quedó filmado.

“El caminante es Martín Del Rio. Lo reconozco porque caminaba parecido al padre”, dijo la mujer. Según detalló La Nación, el buzo que lucía el presunto criminal pertenecía a José Enrique del Río.

Martín Del Río fue detenido en octubre de 2022 y quedó prisión preventiva por decisión judicial.

“En el caso se observa la existencia de condiciones excepcionales que permiten desoír el principio de la libertad durante el proceso, toda vez que se verifica riesgo procesal de fuga y entorpecimiento de la investigación. Ese riesgo procesal surge a partir de la pena que se espera como resultado del procedimiento, en virtud de la escala penal con la que viene conminado el delito cuya comisión se le atribuye al encausado”, sostuvo el juez al fundamental la medida cautelar.

Defensa del acusado

Luego de ser acusado de doble parricidio, el hombre de 49 años decidió manifestar su inocencia mediante un escrito presentado por su abogada ante la justicia.

“Estos meses detenido me hicieron pensar mucho, buscar, entender qué pasó, quién quería la muerte de mis padres, quién se beneficiaría con sus muertes y la respuesta Sres. Fiscales, aunque duela es una sola, es Diego Enrique Del Río quien se benefició con la muerte de ellos”, afirmó el imputado en referencia a su hermano, un año mayor que él.

”Mi hermano Diego no tenía la mejor de las relaciones con mis padres ni conmigo. Él nunca quiso involucrarse en los negocios de mis padres y míos, pero sí siempre pretendió ser beneficiado con el producido del mismo”, agregó.

Además, expresó que su hermano “no ha sido sincero al declarar en esta investigación” y que se encargó de ponerlo “en el lugar de autor material del hecho”.

”Es evidente que Diego se encuentra cómodo en esta situación. El móvil que tenía para matar a mis padres es económico, es poder disfrutar de sus bienes e impedir que su hermano continúe participando de los negocios familiares obteniendo un mayor beneficio”, continuó.

Finalmente, sostuvo que “el día 25 de agosto, cuando estábamos en Melo (la escena del crimen), Diego se ofreció rápidamente para acompañar a la policía a San Diego, a ver el estado de la casa”.

“Mi teoría es que Diego, en unos de esos domingos que concurría al country a visitar a mis padres, pidió prestada el arma a mi padre, con esa arma ejecutó el crimen y se llevó la llave de la caja fuerte para realizar su apertura y depósito del arma en el lugar”, expuso.

La teoría principal

Sin embargo, los fiscales insisten en la responsabilidad del imputado y apuntan a a “plan diagramado”.

De acuerdo a su hipótesis, Martín del Río llegó a pie al domicilio de sus padres e ingresó a la vivienda a través del garaje. Luego, engañó a las víctimas e hizo que se subieran a su auto. Mientras que María Mercedes se ubicó en el asiento del conductor, su esposo se sentó del lado del acompañante. Desde el parte trasera del vehículo, el sospechoso les disparó a ambos.

Posteriormente, el imputado simuló una escena de robo en el interior de la casa y se llevó el equipo de grabación de las cámaras de seguridad.

Según los fiscales del caso, el móvil del doble crimen sí fue económico. Sin embargo, se debería a los errores financieros del imputado y que mantenían en vilo los negocios familiares.