La Alta Comisionada para los DD.HH. de la ONU recordó la partida de su madre, episodio que vivió en otro país y en medio de la pandemia.
En medio de esta pandemia, la ex presidenta y actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, habló esta semana sobre cómo enfrentó la muerte de su madre a casi un año de su partida.
Recordemos que fue el 2 de julio de 2020, cuando a los 93 años, Ángela Jeria partió, mientras la exmandataria estaba trabajando en Ginebra.
En una íntima entrevista con Revista Ya, la Alta Comisionada reveló que había acordado con su madre que iría a Chile el 22 de agosto a celebrar su cumpleaños. Sin embargo, ese 2 de julio recibió un mensaje por WhatsApp de su médico, quien le contó que su mamá estaba "muy mal y que él veía muy mal pronóstico".
Inmediatamente, Bachelet decidió irse a Santiago, pero la pandemia había reducido la cantidad de vuelos y tuvo que viajar de Ginebra a Zúrich y luego vía Sao Paulo a la capital.
La ex mandataria fue informada de la muerte de su madre cuando estaba en el aeropuerto de Ginebra. "Yo estaba ahí, en un lugar lleno de gente que no conocía, sin poder expresar mis emociones, porque yo estaba en la sala de protocolo del aeropuerto, todo muy formal", relató.
El dolor de Michelle Bachelet
La ex jefa de Estado no pudo participar ni en el velorio ni en el funeral debido a las medidas especiales para viajeros adoptadas por la pandemia: "yo decía, '¿qué hago, cómo me despido de ella?'. Un funeral en mi casa no era algo que me gustara, pero a lo mejor era la única alternativa, pero mis amigos abogados me decían 'no, está prohibido'. 'Voy a ver a mi mamá al hospital, a darle un besito antes de que la metan al féretro'… 'no, porque usted tiene que hacer cuarentena'. Entonces me fui a mi casa. No pude despedirme de mi madre físicamente, tampoco pude participar ni en el velorio ni en el funeral".
Por eso, tuvo que ver sola, desde su casa, la ceremonia transmitida vía Zoom por sus hijos.
"Estuve dos semanas y media en Chile, que fueron de un dolor profundo, porque mi mamá era mi compañera de toda la vida", recordó.
Finalmente, dijo que siente que "tal vez como se dio todo en torno al fallecimiento de mi madre, es algo que todavía me pena, por así decirlo. Me apena y me pena, porque me costó mucho tomar la decisión de venirme acá y uno de los factores fue el que mi madre podía no estar con nosotros en un tiempo determinado. Y, por lo tanto, el hecho de que ella se agravara de repente, tan bruscamente, y no me permitiera estar al lado de ella, despedirme y hacerle cariño personalmente, fue algo que me ha costado mucho superar, porque uno se cuestiona también las decisiones que tomó, en su momento".