El baterista de Los Prisioneros ha sido parte de las manifestaciones tras el estallido social y reconoce que lo vivido el viernes con "El baile de los que sobran" es opuesto a la "esperanza" que sentían cuando crearon el tema en 1986.
La interpretación de más de un millón de personas de El baile de los que sobran en la manifestación masiva del viernes en Santiago, emocionó en todo el mundo.
La canción creada por Jorge González en el verano del 86, mientras Los Prisioneros giraban por el sur del país y que fue el tercer single del disco "Pateando Piedras", desde su debut se volvió en el ícono del descontento social que vive el país y 30 años después mantiene la fuerza que también la hizo himno del No.
Miguel Tapia, baterista de los sanmiguelinos asegura que el tema "es una canción ícono desde hace mucho tiempo y no sólo en Chile. Viaje a Colombia el año pasado y con Claudio nos tocó estar en una concentración de estudiantes que exigía mejor educación, y cantaban El baile de los que sobran. Siento que rompió la barrera del tiempo y que fantástico haber sido parte de la gente que tocó ahí, de un grupo de tres amigos que hicieron esa canción y al día de hoy es un símbolo de lucha".
Antes de lo ocurrido el viernes, la interpretación más significativa fue el 24 de septiembre de 1988. A La Bandera con una sola bandera, fue el cierre de campaña del No, en la población del mismo nombre. Ahí, Los Prisioneros tocaron para 100 mil personas, quienes gritaron a todo pulmón el fin de la dictadura.
"Cuando yo veo que la canción es tan importante para la gente, me salgo un poco del personaje que fue cómplice de la creación, me siento parte de la gente. Cuando la cantan, yo la canto con la misma mirada, con una visión de injusticia social, de querer una mejor educación, con la frustración de que las cosas no se han dado en el tiempo", añade.
No tiene la misma intención
Tapia es claro en decir que hay claras diferencias entre la interpretación ochentera y la actual. "Cuando uno escucha 'El baile' de ayer (viernes) es por una frustración de lo que queríamos que fuera y no fue, una democracia a medias, muy pobre, a diferencia del Baile de los 80' que era una canción con mucha esperanza. Nosotros pensamos que después de la dictadura iba a cambiar todo, pero llevamos 30 años de democracia y no hay cambios a la constitución que dejó amarrada Pinochet y Jaime Guzmán, los cambios son nulos", cerró el batero.
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