Militares y madres orgullosas en sus diferentes roles en la pandemia

Más de un 16% del personal en el Ejército son mujeres comprometidas con el servicio público, y muchas de ellas madres, como Daniela, Jesica y Nathaly, militares que cada día están en terreno, algunas veces lejos de las familias y que tendrán un Día de la Madre diferente.

"Mi hija debe acostumbrarse a que sus padres son militares y deben desplegarse, es su normalidad", señala la Capitán Daniela Vásquez Muñoz, de dotación del Regimiento Logístico del Ejército N°2 "Arsenales de Guerra" en Colina, y que está encuadrada en la Compañía Cruz del Sur, unidad que se ha desplegado con apoyo logístico cada vez que ha habido una emergencia como aluvión, problemas de agua en Osorno, entre otros.

En medio de la pandemia, la Capitán Vásquez no ve a su hija de 4 años, Amelia, hace más de un mes, debido a sus despliegues al sur de Chile, en la Región de Los Lagos y que desde la próxima semana serán en el norte, Combarbalá, Illapel, Coquimbo y Valparaíso. Será la primera vez que pasa un día de la madre diferente, "y es lo mejor que me ha pasado en la vida, el ser madre", pero a la vez está orgullosa de ser militar. Ahora su labor es instalación de módulos sanitarios en apoyo a los hospitales, por lo que sus padres en la V región están cuidando a su hija.

"Recibo el apoyo de mis padres, mis compañeros de trabajo, mi familia", destaca, al recordar que su marido, también oficial de Ejército, está desde noviembre del año pasado en la Base Antártica del Ejército, Base O´Higgins, por el periodo de un año, "lo veré nuevamente en diciembre, por eso nos comunicamos a través de video llamadas".  Agrega que ha sido una etapa de aprendizaje, "una gran experiencia, por algo quería estar en el Ejército, un compromiso y labor de servicio a Chile".

Pero no es la única, hay muchas otras mujeres militares que son madres, como la Cabo Segundo Jesica Brito Poblete, también de dotación del Regimiento Logístico del Ejército N°2 "Arsenales de Guerra". Ella es madre soltera y está desplegada en las unidades fundamentales de orden público, apoyando las aduanas sanitarias ubicadas en las comunas de Colina y Lampa. Esto, mientras su hijo Vicente está en la ciudad de Pitrufquén, en la Araucanía, al cuidado de su madre.

"El ser militar y madre es una tarea especial, por los tiempos que hay para compatibilizar, algunas veces como ahora, debo dedicar menos tiempo a mi hijo, Vicente. Pero es lo que quería ser, estar en el Ejército, ser militar. Es triste estar lejos de mi hijo y perderme muchas etapas de su crecimiento, pero ya estaremos juntos, ya vendrán los momentos para compartir", señala la Cabo Brito.

Algo similar vive la Cabo Primero Nathaly Vega Erices, que pertenece a la Dirección Logística del Ejército en Colina, y es madre de dos niños de 7 y 5 años, con quienes tampoco ha podido compartir seguido, solo llamadas, porque permanecen al cuidado de sus suegros en Valparaíso, ya que su ex marido también está trabajando y con los horarios que ambos tienen, les resulta imposible coordinarse para el cuidado de sus hijos, además de los resguardos que deben tener.

Durante la pandemia, a la Cabo Primero Vega le ha correspondido desplegarse por diferentes comunas en la Región Metropolitana, Las Condes, Conchalí, Renca, Cerro Navia, Independencia, entre otras, en labores de control, seguridad y cordones sanitarios.

"Ser madre y militar a la vez, es un gran desafío. Se debe compatibilizar ambas funciones, ser militar implica muchas veces desprenderse de la vida personal para servir a nuestra Patria, lo que se realiza con gran pasión por la vocación que cada integrante del Ejército posee", señala.  Asimismo, agrega que "ser madre y tener que cumplir diversas funciones en terreno o en despliegues, cómo se está realizando en este momento por la pandemia, es difícil, tuve que dejar a mis hijos a cargo de su familia paterna para poder cumplir nuestra misión de la mejor manera posible, sin embargo, es imposible no pensar que estoy lejos de las personitas que más amo. Son duros los días en que las llamadas telefónicas terminan en llanto porque ellos desean estar cerca de su madre. Pero aun así se debe levantar la cabeza, respirar y seguir con el mejor ímpetu junto a mis camaradas en cada una de las tareas que nos encomiendan", señala.

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