Marco es un minero de Calama que en 1987 se flechó con una bella mujer y rápidamente iniciaron un romance. Al poco tiempo se casaron y para celebrar armaron la tremenda fiestoca.
No llevaban más de hora y media disfrutando del sagrado vínculo cuando el novio tuvo una revelación. Al mirarse frente al espejo de una pieza contigua al salón de baile, se dio cuenta del gran error que había cometido, y antes de partir la torta y lanzar el guante, decidió terminar con el casorio.
No hubo ni Luna de Miel, porque al contarle su decisión a la novia quedó la mansa embarrada en el casamiento y todo se fue a las pailas.
Marcos dejó pasar unos días e intentó convencer a su novia para que anularan el matrimonio. Pero la mujer, además de tirarle todo un rosario de garabatos, le pidió cerca de 7 palos para que el tórtolo siguiera libre su camino.
El minero esperó 18 años para cachar si su ex novia le daría la pasada con la nueva Ley de Divorcio, pero ahora le pidió 50 palos.
Aunque el asunto parece un cuento de Kafka, la historia es real. La pelea judicial se trasladó a los Tribunales de Familia de Santiago y el hombre lleva dos décadas casado con la dama, aunque cada uno tiene su pareja e hijos.
"Aunque su matrimonio sólo duró una hora y media, el proceso de divorcio ha sido el más largo registrado hasta ahora, ya que ya lleva casi cuatro años tramitando el divorcio", señaló Ricardo Viteri, director del sitio www.separadosdechile.cl, que le prestó ropa y asesoría legal para que termine con su calvario.
AL AGÜAITE
Actualmente la mujer, 8 años mayor que Marquito, es una exitosa microempresaria que también tiene una relación estable, pero al parecer todavía quiere vengarse un poco tiempo más del novio arrepentido.
El proceso está en la Corte de Apelaciones y hace cinco o seis meses el compadre espera una resolución que lo desligue para siempre de su esposa.