Hay dos canciones que el ministro Ricardo Raineri no podría cantar: "El apagón" y esa ranchera que dice "se me acabó la fuerza de mi mano izquierda", porque nada que ver que se le acabe la energía al ministro del ramo, pues.
Aunque a primera vista se ve una persona calmada, un poco recatado, que se sale poco de libreto, sus orígenes bajo el signo de Sagitario no lo podían hacer sino alguien alegre, espontáneo y con amor por la música.
Por eso al soplar sus 49 velitas, que por suerte no se las pusieron todas en la torta porque podía incendiarse el ministerio, se llevó una mansa sorpresa cuando por la puerta entró un grupo de mariachis entonando las mañanitas que cantaba el rey David.
Según sus cercanos el ministro Raineri se emocionó con el lindo gesto de su equipo y estuvo al borde de derramar un pequeño lagrimón viril por la mejilla.
Pero los charros no lloran, mi cuate, así que lejos de soltar el lagrimón el ministro sacó su lado dicharachero, se puso un manto al hombro y se transformó en uno más de los mariachis.
Dicen que lo que más impresionó al ministro fue el tamaño de los pistolones que portaban los cuates. Y para no ser menos, pescó a su secretaria y se puso a bailar corridos como si estuviera en el festival del cantar mexicano de Chanco.
Luego pescó a todas sus asesoras de prensa, las que también se lucieron bailando y transformando el ministerio de Energía en un verdadero trocito del México lindo y querido.
En su cuerpo se metieron Jorge Negrete, Vicente Fernández, Antonio Aguilar, José Luis Jiménez, los charros de Lumaco y hasta Felipe Camiroaga. No olvide que el animador también nos deleitó cantando rancheras hace algunos años.
Gracias a su desempeño musical, en los pasillos de la cartera de Energía, Ricardo Raineri ahora es conocido como "el ministro que canta bonito", ya que la rompió como todo un artista cuate, amante de las enchiladas y de los nachos, según contaron los espinitas de siempre.
Con la emoción que le desbordaba de su caripela, sus cercanos le mostraron un video con pequeños trozos de su vida en los que se le veía hasta abrazadito con Arnold Schwarzenegger y Hillary Clinton.
Como todo cumpleaños, que se precie de tal, tuvo su tonta torta. Al apagar las velitas uno de sus deseos habría sido que nunca se le corte la luz ni menos que se le apague la tele, cosa que puede ser bastante peligrosa, ¿onofre?
Si ya está pensando que todo el brillo se financió con sus impuestos, tranquilo papá. Todo salió de una vaquita que hicieron los mismo funcionarios.
"Fue realmente sorprendente. Nunca imaginé tener este regalo de cumpleaños. Me gustan las rancheras y mis favoritos son los hermanos Bustos", disparó Raineri.