Resto óseos de la joven de 22 años fueron hallados al interior de una bodega ubicada a metros de su casa en Conchalí.
Tras 500 días de investigación, la policía logró dar con el cuerpo de Fernanda Maciel. Anoche, en medio de la lluvia, la Sección Encargo y Búsqueda de Personas (SEBV) de Carabineros dio con restos óseos en la bodega donde se vio por última vez a "Fer".
Junto con el hallazgo, la policía detuvo esta madrugada al vecino de la víctima, Felipe Rojas, que será formalizado hoy por homicidio.
Si bien el caso parece llegar a su recta final, distintas dudas mantienen con expectación a la familia de la joven fallecida, que se encontraba embarazada de siete meses al momento de desaparecer.
Una de las principales incógnitas del caso se relaciona con las motivaciones del o los responsables tras el homicidio de Fernanda Maciel. Venganza, ajuste de cuentas o vínculo con el narcotráfico, son algunas de las teorías que se mencionaron durante los últimos 16 meses.
Otra de las grandes dudas guarda relación con los trabajos que se realizaron en la bodega durante los primeros meses de investigación. Claro, el lugar que siempre generó dudas entre los cercanos de Fernanda y donde también inspeccionaron "Los Topos". La preguntas son inevitables: ¿el cuerpo de "Fer" siempre estuvo ahí? ¿las pericias anteriores dieron luces de restos óseos? De ser así, ¿por qué se esperó hasta ayer para trabajar a fondo en el lugar?
El último fin de semana, se confirmó la llegada a Chile de Carlos Gutiérrez, asesor del FBI que inspeccionaría la bodega con un radar de última tecnología. Sin embargo, a horas de concretarse esta pericia, se confirmó el hallazgo de Fer". A los menos, una extraña coincidencia.
Misterioso comportamiento de "Fer"
La detención de Rojas, vecino y amigo de Fernanda, también abre un campo de dudas: ¿se trata del principal sospechoso tras el homicidio? ¿pudo cometer el delito sin ayuda? Son las preguntas que se comenzarán a resolver a partir de hoy, cuando se realice su formalización.
Finalmente, el misterio se centra en el grado de conocimiento que tenía Fernanda Maciel acerca de lo que podía suceder. Según el relato de su madre, la joven estaba callada y nerviosa, horas antes de desaparecer. "Ese día, después que se fue a hacer las pestañas, volvió rara. Ahí volvió extraña. En silencio, callada, almorzó con la cabeza agachada. Siempre me va a llamar la atención que ella, para teclear el teléfono, o hacía muy rápido. Y su teléfono tenía volumen. Ese día no. Y su teléfono estaba apagado", contó en su momento Paola Correa.