Si alguna vez la moda fue hablar como argentino cuando el Matador Salas la rompía en River, o hacerse el corte en la ceja cuando Álvaro Ballero brillaba en "Protagonistas de la Fama", la nueva moda que atrapó a los más jóvenes es la de hablar boricua.
Sí, boricua, como hablan los artistas más escuchados del reguetón y el trap. Ni siquiera como colombiano, haitiano o peruano, que son los latinos que más están llegando acá, y que ni con su presencia pueden hacerle el contrapeso a la tendencia de hablar como los puertorriqueños.
La influencia de la música más popular del momento (ver secundaria) es la que tiene a los muchachos chilenos de entre unos 12 y 20 años vueltos locos no sólo con términos como "puñeta" o "estamos activos" (ver diccionario), sino que también con el estilo de vida que se observa en los videoclips, la forma de vestir y algunas otras características no tan positivas, como el abuso del lenguaje grosero y la cosificación de la mujer.
Fronteando como boricua
Poleras de marcas como Supreme, Gucci, Louis Vuitton o Chanel, pantalones ajustados y zapatillas anchas (regularmente Jordan), más accesorios como cinturones con hebillas con grandes cabezas de tigres o medusas, relojes prominentes y muchas cadenas al cuello más uno que otro anillo, son parte del outfit de los jóvenes que quieren sentirse como una estrella más del género urbano.
Pelos multicolores o gorros de visera plana pueden ser otros complementos ideales para esta pinta, que sencillamente la rompe entre los adolescentes.
Eso sí, la mayoría de las prendas y accesorios que se llevan en la calle, regularmente son buenas -o derechamente malas- imitaciones de la ropa original.
Para el caso, da igual, ya que todo va en cómo sepan llevarla.
Lógico, porque una de las características del "trapero chileno" es su "perso" para "frontear" ante la vida. Es ahí donde el uso de las palabras boricuas toma importancia.
El "puñeta", "pana", "cabrón" mejor empleado es sinónimo de un manejo total, lo que obviamente le da más peso al "personaje" que los muchachos buscan plasmar.
Según Mateo Cantillana, estudiante de 2° Medio, "para mí, es una entretenida manera de bromear entre los amigos. Es verdad que usamos harto las palabras del trap. De hecho, hay grupos de WhatsApp que los tenemos con nombres como 'Hear This Music' o 'Mambo Kingz', que son participantes importantes del género urbano, pero todo esto es en talla, claro", señala el joven.
Van más allá
De hecho, va más allá. "Creer que esta es una manera de convertirse en un bandolero real es un gran error.
Uno observa lo que muestran en los videos: lujos, autos caros, ropa cara, mujeres... pero eso es sólo algo que le da un sello a este estilo musical. Creer que alguien puede llegar a eso sólo por escuchar la música es ridículo".
Es más, Daniel Cantillana, padre de Mateo, considera que "prohibir la música es malo.
Hay que poner ojo, es cierto, pero mientras uno sea abierto y les explique que sólo se trata de música, y que lo que se dice en las canciones, sobre todo el trato fuerte a las mujeres, es algo que sencillamente no se debe poner en práctica.
Mientras uno sepa educar, no tendrían que haber problemas, todo va en la comunicación", señala.
Poner atención
Según el psicólogo de Origamis, Nicolás Núñez, hay una cierta tendencia a naturalizar algunos comportamientos negativos que se nombran en las canciones.
Por eso, es tarea no sólo de los padres, sino que de la sociedad en su conjunto el estar ojo con los menores en este sentido.
"Hacer escucha consciente de la música es una tarea social que muchas veces es impopular. La libertad de expresión y la promoción de la violencia se cruzan por tanto, y es importante diferenciar la una de la otra, para evitar construir ideas que nos hagan daño como sociedad", apunta el profesional.
En todo caso, y según apunta Bastián Muñoz, otro de los chicos fanáticos del trap, "nadie que esté bien informado va a salir con una pistola a matar gente, como es el temor de algunos. Solamente nos gusta divertirnos".
¿Quiénes pegaron esta manera de expresarse?
Bad Bunny, Bryant Myers, Anuel AA y Jon Z son nombres cada vez más habituales entre los chilenos, sobre todo entre los más jóvenes y que escuchan trap o consumen el género urbano.
Y aunque el origen del trap es gringo, su vertiente latina es la que ha logrado que este sonido tenga éxito a este lado del charco.
El 2016 fue el año que marcó un antes y un después en la historia de este género, que si bien contó con interesantes intentonas de Arcángel y De La Ghetto a mediados de la década del 2000, fue recién hace dos años que se armó en serio, cuando canciones como "Diles", "Esclava Remix" o "La Ocasión" consiguieron instalarse y abrir de manera definitiva un nuevo nicho musical, capaz de hacerle frente al reguetón que, encima, pasaba por un bajo período en ese entonces.
El impulso de compañías como Hear This Music o La Commission logró posicionar esta corriente y profesionalizarla, ya que todo lo bueno que se estaba haciendo en las calles de Puerto Rico agarró fuerza mundial cuando artistas de mayor talaje, como Ozuna y Daddy Yankee, o hasta los propios Maluma y J Balvin, llegaron a hacer su aporte.
Recepción en Chile.
Aunque muchas veces las redes sociales son engañosas, siempre se observaba alta actividad de chilenos en YouTube y redes sociales de los principales artistas.
Claro que el real interés de los fanáticos nacionales quedó evidenciado el 2017, cuando se organizó el "Trap Festival", evento que congregó a más de 10 mil personas en el Movistar Arena, con un público que no superaba los 20 años en promedio.
Esa fue la demostración más evidente de que el trap y sus artistas estaban rompiendo en Chile, algo que se ratifica con otros datos interesantes, como los conciertos de artistas ligados al movimiento.
En menos de 6 meses, tuvimos por estos lados a J Balvin, Jon Z, Maluma, Nicky Jam, De La Ghetto, Bad Bunny y Ozuna, entre otros, todos con tremenda recepción.
Además, basta con ver las tendencias de YouTube, que hasta ayer tenía 7 temas urbanos en el top ten.
https://www.youtube.com/watch?v=Km4BayZykwE
