En agosto pasado, Chile se estremeció luego de conocer la historia del pequeño Ángel Márquez Zapata, oriundo de ciudad de Molina, el pequeñito de cuatro años que presuntamente fue asesinado por su madrastra, en un hecho bestial que conmocionó a quienes supieron su historia.
Hoy sus restos descansan en el Cementerio Número 2 de Rancagua, lugar que se ha convertido en un espacio de plegaria, pues varios ya lo dan como un ''cumplidor de favores'' y para todos es un ''ángel''.
Para visitar
Al ingresar al patio número 11 del lugar se puede distinguir claramente el sitio donde está el pequeño Ángel. Allí abundan los peluches, flores, fotografías y mensajes para el infortunado menor. ''Los fines de semana muchos vienen a verlo'', dicen los cuidadores del recinto.
Luis Esparza es un celador que lleva años trabajando en el cementerio. En sus palabras, confiesa que el camposanto no es el mismo de antes luego de la llegada de Ángel. El lugar ahora se llenó de colores y los visitantes continuamente preguntan dónde está el niño que padeció los maltratos de sus cercanos.
''Los fines de semana, sobre todo, viene mucha gente a visitar al niño. En la semana es relativo. Le traen juguetes, generalmente es gente de afuera. No he visto a familiares, sólo gente de Molina, de Rancagua, de San Francisco de Mostazal y toda la gente pregunta dónde está el Ángel'', cuenta el cuidador, mientras esboza una sonrisa.
Cuenta que ''le han pedido favores y dicen que se los ha concedido. Creo que el niño es milagroso. Esto es bonito, sobre todo por la vida que llevaba''.
En septiembre pasado, Mabel, una vecina del cementerio, contaba que ''vengo todos los días a ver a mi papá, que falleció hace un tiempo, y paso a verlo, porque su historia me dio mucha pena. Lo mismo para mi hija, ella sufrió mucho con lo que le ocurrió a Ángel''.
Ella misma nos comentó que ''ha oído que algunos ya están pidiendo más de algún favor al pequeño y que él niño los cumple''.
Hasta ahora, quienes han recibido más de algún favor del niño prefieren mantener el anonimato, especialmente para no quebrar la fuente de bondad que irradia el pequeño y cuya triste historia aún está en la retina de los chilenos.
Sospechas apuntan a la madrastra
Durante la madrugada del 27 de agosto, el broquita Ángel Márquez Zapata fue encontrado muerto, a 10 cuadras de su casa, envuelto en sábanas y bolsas de nylon, luego de tres días de haberse oficializado la desaparición del pequeño.
De acuerdo a pericias preliminares, el niño fue asesinado días antes, fecha en la que supuestamente había desaparecido, por lo que se creyó que el cadáver estuvo fondeado en la casa.
Los informes de la fiscal Mónica Barrientos apuntaron a la presunta responsabilidad de Vanesa Trigari, la madrastra del menor, quien habría estrangulado al pequeño hasta quitarle la vida.
Trigari también habría amenazado al hijo mayor de su pareja y hermano de Ángel, de 11 años, para que la ayudara a trasladar el cuerpo envuelto hasta el sitio eriazo.
La madrastra fue enviada a prisión preventiva por el Tribunal de Garantía de Molina, tras ser formalizada como autora de homicidio calificado. Trigari insistió en su defensa en que ella sólo trasladó el cuerpo de Angelito, luego de que su hermano de 11 años lo asfixiara. La jueza calificó este caso como ''inhumano''.