Hay condoros en la vida que cuestan caro, pero ninguno como redactar un mensaje calentón dirigido al amante y terminar enviándolo al esposo (a). Hay que tener muy mala pata y esto fue lo que le pasó a una mujer policía de 46 años que tras el condoro simplemente se mató.
Gail Crocker (46), que era madre de dos hijos de 22 y 25 años, pasó una tarde de miedo con un colega y como quedó con gustito a poco le envió un mensaje a su love oculto. El drama es que cuando aplicó tecla enviar se lo mando a su marido.
"Gracias por una maravillosa noche. Sólo deseo que pudiéramos hacer esto más seguido" decía el mensaje que recibió Peter Crocker, que justo estaba fuera de la ciudad, publicó Daily Mail.
Cuando el padre de sus hijos regresó al hogar ardió Troya, pues el hombre sin moverse del escritorio se dio cuenta que lo tenían para la web. Con el corazón roto le reclamó la chanchada a su mujer, quien juró de guata que sólo se había pegado una lucha cuerpo a cuerpo con su colega.
Peter no compró el cuento y al día siguiente la mujer policía agarró su auto un frasco de pastillas para dormir y se mandó a cambiar a 3 kilómetros de su hogar.
Vecinos de la pareja que aseguran tenía 30 años de casados, pillaron el auto abandonado y en la maletera yacía la arrepentida mujer con el envase de medicamento vacío a su lado.
Más tarde el achacado marido confesó que él habría perdonado la cana al aire de su mujer: "Ella era mi vida, teníamos planes (…) nada valía la pena tomar esa decisión. Estoy perdido sin ella", explicó.
