Hace poco más de dos siglos se comenzó a hablar de igualdad, libertad y derechos políticos para las mujeres y, pese al tiempo transcurrido, aún estamos al debe para lograr la tan esperada equidad.
Si bien se han logrado avances en materias que hoy parecen de sentido común, como el derecho a voto en elecciones presidenciales -que obtuvimos recién hace 70 años-, no son suficientes.
En Chile la lista es larga: las mujeres ganamos en promedio 23% menos que un hombre; los planes de salud son más caros; si está casada bajo el régimen de sociedad conyugal, es el hombre quien administra los bienes; nos jubilamos cinco años antes a pesar de tener una mayor expectativa de vida; entre otros temas. Y qué decir de la violencia de género que se ve reflejada en que tan sólo en lo que va del año se han registrado nueve femicidios, otros 19 frustrados y un número desconocido de otros casos que no han sido denunciados por las víctimas por miedo.
Los 8 de marzo conmemoramos la lucha de la mujer por la equidad de oportunidades, demanda legítima a la cual en los últimos años se ha sumado otra igual de fuerte y transversal, el rechazo a la violencia hacia la mujer en todas sus formas.
Para lograr este necesario cambio, el país necesita que las iniciativas legales respecto a estas materias tomen protagonismo en el Congreso y que se aumente la fiscalización en el cumplimiento de normativas ya aprobadas y que han implicado un salto enorme en nuestros derechos.
También necesitamos que esa parte de la sociedad que está en contra del movimiento entienda que no se trata de una lucha de géneros, ya que el hombre no es el enemigo que algunos grupos aislados retratan, ni se intenta restringir sus derechos. Asimismo, necesitamos entender que el movimiento feminista actual, el más grande de la historia, es muy diverso y abarca formas tan heterogéneas como la sociedad misma.
Extinguir las caricaturas, aprender de los errores de la historia y flexibilizarse ante los cambios son parte de nuestra tarea como miembros de una sociedad en la que hombres y mujeres buscamos lo mismo, dejar a nuestros hijos un mundo mejor.
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