Corría 1988 y un avión Lan Chile que volaba a Punta Arenas se encontró a boca de jarro con una extraña luz. La máquina tuvo que hacer un veloz viraje para evitar el impacto. Pese a todo, existió un roce que causó expectación entre los pasajeros. La luminosidad se desvaneció en un segundo y apareció al otro lado del avión al toque, lo que causó interferencia en el Boeing.
La misteriosa historia corresponde al acercamiento más importante que ha tenido la historia de la aeronáutica nacional con ovnis. El relato lo entregó ayer el director del Comité de Estudios Aéreos Anómalos (CEFAA), Ricardo Bermúdez, luego de dar por reactivadas oficialmente las labores de investigación y análisis de la entidad dependiente de la DGAC, que intentará resolver cualquier reporte anormal que no tenga explicación. La información puede ser entregada por pilotos civiles, comerciales o militares, controladores de tránsito aéreo y titanes de la aeronáutica.
A diferencia de lo que sucedía con los agentes del FBI Mulder y Scully, en el CEFAA, los archivos secretos X no están clasificados y pueden ser cachados por cualquier interesado.
"Todos los archivos están dispuestos para cualquier persona que se dirija a nosotros. No tenemos archivos clasificados", señaló.
En el comité estarán presentes astrónomos, caperuzos de la medicina espacial, expertos en plasma y energía nuclear.
El dire de CEFAA laburó 37 años en la Fuerza Aérea y fue piloto de caza. Contó que su máxima experiencia con fenómenos aéreos anormales sucedió cuando volaba cerca de Punta Arenas en un F-5, cuando se encontró con un objeto igualito a un platillo volador. El piloto tiró alas al toque hacia el objeto para cachar si era un ovni, pero al final terminó siendo una nube. ¡Plop!
Por Ronald Henríquez Madariaga