Multa a organillero dejó sin blablá hasta a su lora

A pesar de que es hembra, la perra de Omar Chávez Morales (58) se llama "Bototo" porque es negra y tiene la lengua gorda. Ella no trabaja, a diferencia de la lora "Carlota", que sale a ganarse la vida con su dueño.

El organillero que comenzó en el oficio hace 50 años junto a su papá, se convirtió en noticia porque fue fotografiado por algunos peatones -que luego subieron la imagen a internet- cuando el domingo fue multado por carabineros en el Barrio Lastarria, de Santiago.

A Omar nunca le habían pasado un parte hasta las 20 horas del 19 de febrero, cuando una pareja de verdes lo interceptó. "Yo estaba a punto de irme para la casa (en Quilicura) y pasé a un negocio a cambiar monedas, cuando una mujer con una niña me pidieron un remolino; ahí se me acercaron los policías", recordó.

Según informó Carabineros, fue multado por carecer de permiso para el comercio ambulante y habría sido denunciado por ruidos molestos.

El organillero, que es el vicepresidente de la corporación que los agrupa, cree que la sanción se debe a la "ignorancia y juventud" de uno de los efectivos que lo sancionó, porque "nosotros somos considerados por el Ministerio de Cultura como un patrimonio vivo, y por eso no necesitamos autorización para trabajar".

Ante la escena se juntó un buen lote de curiosos que le prestó ropa a Omar, registró lo que pasaba y, según Omar, le pidió a los fiscalizadores que mejor dedicaran sus esfuerzos a poner ladrones tras las rejas.

Apenas la pareja de carabineros dio media vuelta, Omar, mascando rabia e impotencia, agarró el parte que lo citaba para el 8 de marzo y lo rompió en mil pedazos ante el aplauso de su público.

AMIGUIS

El hombre patrimonial contó que nunca había vivido dramas con la fuerza pública y que tiene buena onda con muchos uniformados que cuando lo ven le piden que les toque algo.

El organillero quiere poner punto final al asunto y seguir en lo suyo, un oficio que desempeña los jueves y fines de semana en el casco histórico de la capital. Uno de sus clientes regalones es el Premio Nacional de Literatura Armando Uribe, quien le tira billetes desde el balcón de su departamento del Parque Forestal.

"Es un gran caballero, a veces me regala libros y conversamos, pero últimamente no lo he visto porque está un poco enfermo", explicó Omar.

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