Murió el militar boliviano que acabó con la vida del Che Guevara

Mario Terán en su juventud.

Tan solo tenía 25 años cuando jaló el gatillo bajo la orden del presidente boliviano de ese entonces, René Barrientos.

La vida de Mario Terán Salazar se resume en un solo momento, cuando luego de formar parte del grupo de militares que capturó al Che, jaló el gatillo y acabó con la vida de uno de los ideólogos y comandantes de la Revolución Cubana.

El militar boliviano describió a Ernesto Guevara como una persona barbuda, muy alta y con unos ojos que brillaban demasiado. Mientras Terán empuñaba su arma, temió que el Che fuera capaz de quitársela. En ese momento, el comandante de la Revolución Cubana le gritó: “Póngase sereno y apunte bien. ¡Va a matar a un hombre”. “Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé”, contó Mario más adelante.

Mario Terán Salazar, quien tendría una vida anónima después de aquel día de 1967, falleció el jueves 11 de marzo en Santa Cruz de la Sierra con 80 años de edad debido a un cáncer de próstata, según confirmó su hijo al medio France Presse.

Luego de la muerte de Guevara, Terán no quiso dar más detalles aparte de los que mencionó cuando encañonó al guerrillero nacionalizado cubano. De hecho, después de 30 años de servicio se retiró y en ocasiones aseguró que no fue él quien asesinó al Che, sino que alguien más con su mismo nombre y apellidos. Obviamente nadie le creyó.

Mario Terán encontró junto a otro grupo de soldados bolivianos a Ernesto Guevara en La Higuera, un pequeño pueblo ubicado en el departamento de Santa Cruz. En este, el Che ya estaba herido, andrajoso e indefenso según se puede observar en la última foto que existe de él vivo.

Esta es la última foto que se tiene del Che Guevara vivo, cuando Mario Terán y otros soldados bolivianos capturaron al guerrillero.

Por el otro lado, estaba Mario, ordenado, vestido de militar y armado. A pesar de que la CIA quería vivo al Che, René Barrientos, presidente boliviano en ese momento, ordenó acabar con él de manera inmediata, sin necesidad de realizarle un juicio de por medio. El jefe de estado era conocido por ser un anticomunista de tomo y lomo.

Ese fatídico día, Mario Terán tenía tan solo 25 años de edad y un pequeño bigote cuadrado sobre la comisura de sus labios.

El día de la ejecución fue un lunes 9 de octubre del año 1967. La mañana anterior, Guevara había sido capturado en un monte cercano a La Higuera. Una tropa del ejército encabezada por Gary Prado había recibido información de que los guerrilleros que comandaba el Che estaban ocultos en una zona conocida como la Quebrada del Yuro.

Cuando los descubrieron, los soldados mataron a la mayoría de guerrilleros e hirieron en la pierna izquierda a su líder. Cuando se acercaron para detenerlo, según dijeron los uniformados, Guevara les gritó: “No tiren que soy el Che. Yo les valgo más vivo que muerto”.

Vivo lo trasladaron hasta una escuela abandonada en La Higuera y lo dejaron encerrado en una habitación que había sido anteriormente una sala de clases. Era el momento de mayor indefensión para el guerrillero argentino-cubano que había tratado de encender un foco guerrillero en la selva boliviana sin mucho sentido aparente.

Monumento actual de Ernesto Guevara en La Higuera, Bolivia.

El Che tenía en sus tropas a personas mal armadas, hambrientas y sin casi nada de experiencia en combate y se enfrentaba a un ejército profesional el cual estaba respaldado por Estados Unidos y sus agencias de inteligencia. Guevara estaba a punto de morir.

Luego de haber encabezado junto a Fidel Castro la insurrección por la vía armada en Cuba, sus ganas de seguir llevando a cabo revoluciones en distintos países creció sin techo. Primero intentó repetir la hazaña en el Congo, en donde fracasó, para más tarde volver a perder en la batalla en Bolivia, donde se encontró con la muerte a los 39 años de edad.

Luego del asesinato, su cuerpo rígido, con el pecho desnudo y los ojos abiertos, fue expuesto para el público que quisiera verlo en el municipio de Vallegrande. En ese momento, Marc Hutten, reportero de France Presse decidió fotografiarlo.

Precaucación, imágenes sensibles

Esta foto la tomó el reportero Marc Hutten mientras el cuerpo muerto de Ernesto Guevara fue puesto en exposición.

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