La estación dará paso a una serie de plataformas comerciales y será lanzada en un habitual punto para basura espacial en medio del océano, a 2.600 kilómetros de las costa más cercana.
La NASA detalló los planes a futuro para la Estación Espacial Internacional (ISS). En un comunicado, detalló que continuará en operaciones hasta el 2030, para luego dar paso a módulos de servicios comerciales, algunos de los cuales ya están operando en el espacio.
“Esta tercera década es una de los resultados, basada en nuestra exitosa asociación global para verificar las tecnologías de exploración e investigación humana para apoyar la exploración del espacio profundo, continuar devolviendo beneficios médicos y ambientales a la humanidad y sentar las bases para un futuro comercial en la Tierra baja”, explicó Robyn Gatens, director de la Estación Espacial Internacional.
Una vez cumplido el plazo, una serie de plataformas comerciales ocuparán el lugar de la actual ISS, en tanto espacio para el trabajo de experimentación y colaboración científica.
“El sector privado es técnica y financieramente capaz de desarrollar y operar destinos comerciales de órbita terrestre baja, con la asistencia de la NASA. Esperamos compartir nuestras lecciones aprendidas y experiencia operativa con el sector privado para ayudarlos a desarrollar destinos en el espacio seguros, confiables y rentables”, señaló Phil McAlister, director de espacio comercial.
Al respecto, la NASA ha liberado un informe de transición en que detalla los planes para el fin de las operaciones de la ISS, lanzada en 2000. En este, detalla que se planea estrellar a la estación en un punto escogido especialmente para ello en el océano Pacífico.
Se trata del punto Nemo, llamado en honor al célebre capitán de la novela Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, que a su vez es el lugar más alejado de la tierra firme en el mundo.
El punto Nemo se ubica a 3.200 kilómetros al norte de la Antártida y a 2.600 kilómetros de los puntos más cercanos, como el islote Motu Nui, perteneciente al archipiélago de Rapa Nui. Por su ubicación, es un habitual repositorio de basura espacial; allí se han lazando fragmentos de satélites y de la estación espacial MIR.
“Como en el caso de los restos de naufragios, crean hábitats colonizados por cualquier cosa y por todo lo que vive en esas profundidades”, detalla arqueóloga Alice Gorman, de la Universidad Flindres de Australia, en charla con BBC Mundo.
“Sin embargo, excepto en casos de algún derrame de combustible, no deberían representar una amenaza para la vida acuática”.