Nieta del teniente Bello fue a Curicó y terminé en Chillán

Constanza Mujica Bello, o Cota, como le dicen sus más amiguis, es una mujer simpática, bajita, pero con una descomunal perso. Es confianzuda, le gusta hablar fuerte y tirar la talla, pero su principal característica es otra: es seca para perderse.

Más de alguna vez le ha pasado que quiere ir a un lugar y termina en una zona totalmente opuesta. "El otro día quería ir a Curicó y casi termino en Chillán", nos relata entre risas, asumiendo que es despistada por naturaleza. Y cómo no va a ser buena pa' perderse, si por sus venas corre la misma sangre que la del teniente Bello.

El ícono de los extraviados chilenos era hermano del abuelito de la Cota. "Salí igualita, pero igualita a él", afirma. "Yo ya no digo estoy más perdida que el teniente Bello, digo estoy más perdida que mi tío abuelo", agrega, y nos explica que siempre que maneja tiene que ir con alguien a su lado, porque si no "me pongo a mirar el paisaje o los pajaritos y me paso o me equivoco de camino".

Eso sí, la heredera del hombre más perdido de Chile lo defiende y asegura que ella es peor que él. “No se perdió por ser despistado como yo, sino que se perdió porque cuando estaba volando había una neblina que no le permitía ver nada. Yo, en cambio, me pierdo por volada”.

Ni él sabe dónde está

Según la Cota, el teniente Bello realizó sus estudios de aviación en Francia, pero en 1914, cuando volvió a Chile para revalidar su título de piloto militar, tenía que realizar un circuito que comenzaba en el aeródromo de Lo Espejo.

El problema es que el clima no era el mejor para volar. De hecho, en su primer intento tuvo que regresar y durante su aterrizaje su aeronave quedó dañada. De puro porfiado quiso realizar el recorrido de nuevo. Su última imagen fue antes de que ingresara en una densa neblina. Nunca más se supo de él y tampoco dónde cayó. Varias personas dijeron que vieron el aterrizaje o la caída del avión, pero esos sapeos resultaron ser más falsos que dieta de reportero pop.

Constanza Mujica cuenta que con su familia una vez hicieron una sesión de espiritismo para contactarse con su tío abuelo y que les contara dónde se extravió, pero ni él sabía dónde estaba. "Nos dijo no me busquen más porque ni siquiera yo sé dónde caí".

Jamás se despista con sus productos

Constanza tiene una tienda en Lolol llamada la Cota 107,donde vende distintos productos producidos en la zona, como vinos, aceite de oliva y alfajores. Pero su especialidad es la mandarina sour que ella misma hace.

Esta mujer abrió su tienda hace un par de años, luego de que se quedara sin pega tras trabajar por casi una década en el Hotel Santa Cruz. Y hoy su local es uno de los más pulentos de Lolol, a tal punto que el Sernatur lo colocó en un circuito para potenciar el turismo en la Sexta Región.

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