La mayoría de los padres se desesperan cuando sus hijos no quieren comer o rechazan alimentos como las verduras o las legumbres.
Y muchos cometen una serie de errores buscando justamente remediar la situación, como conseguir que coman a través de la distracción, alimentarlos frente a la televisión o con el clásico juego de "ahí viene el avión"; la persuasión, cuando se les trata de convencer diciendo que si comen recibirán un regalo; el chantaje, diciendo que se les quitará un juguete; hacerlos comer a la fuerza, lo que siempre termina en llantos y peleas, o cocinarles sólo lo que ellos quieren.
Laura Iriarte, nutricionista de Nestlé, considera que "en general, los niños, hasta los 6 años aproximadamente, regulan muy bien su ingesta alimentaria. Después esa capacidad se pierde, nos acostumbramos a comer porque es rico y no por hambre. A modo general, los niños entre los 6 y 7 años suelen ser más mañosos".
¿Cocinar sólo lo que le gusta?
"A los niños no hay que obligarlos a comer, pero sí a probar todo", agrega Iriarte. "Si cocinamos sólo lo que les gusta jamás aprenderán a comer variado, porque es un proceso largo. No es recomendable prometer regalos si es que no comen, pero sí es importante no darles otra cosa para compensar, porque así tampoco se van a generar hábitos saludables. Y un punto muy importante, que los padres generalmente olvidan, es que lo que mayor impacto tiene para el niño es ver cómo comen sus papás. Es decir, si son mañosos, ellos jamás van a querer comer. La regla de oro es enseñar con el ejemplo", enfatiza.
Además, la nutricionista señala que "es recomendable involucrar al niño en su alimentación. Al hacerlos partícipes de la elección y preparación de sus alimentos los niños presentan una mejor disposición a consumir su comida, en comparación a los que no lo hacen. Los niños que ayudan a preparar los alimentos están más dispuestos a comerlos".
¿Suplementos alimenticios?
Iriarte señala que la regla general es que si el niño crece de forma normal, no hay ningún problema. "Suele ser un problema de ansiedad de los padres que creen que sus hijos no comen lo suficiente, cuando sí lo hacen. Además, hasta el momento, no hay evidencia que los niños 'mañosos' se vean beneficiados del uso de suplementos alimenticios. De todas formas, es una decisión que se debe consultar con el pediatra", acota.