"Tengo como una rabia, porque uno piensa que la gente, no solo la mutilada, sino también la fallecida, no va a tener justicia", fueron algunas de las palabras de la joven madre.
Ya son dos meses desde que Fabiola Campillay, mujer de 36 años que perdió la vista debido al impacto de una lacrimógena, en medio del estallido social.
Recordemos que la mujer fue impactada cuando iba junto a su hermana Ana María, en dirección a tomar un bus de acercamiento desde la población Cinco Pinos a un paradero de Portales Oriente, en San Bernardo, la afectada se dirigía a su trabajo en la conocida empresa Carozzi.
A raíz de esto, Campillay madre de tres hijos, perdió la visión de sus dos ojos. Sin embargo, no fue lo único, porque además perdió el sentido del gusto y el olfato, tras esto ha permanecido internada desde el hecho y ha tenido que ser sometida a tres operaciones.
De acuerdo al informe del Hospital Barros Luco, Fabiola sufrió una "hemorragia intracerebral fronto basal, pequeña fractura de hueso maxilar expuesta y fractura de hueso nasal expuesto, lesión de globo ocular posiblemente por objeto contundente".
"Para mí no hay justicia"
Tras esto, la joven madre saló hablar sobre lo ocurrido en una entrevista con Ciper en donde habla de la triste realidad que vive. "Mi hermana estaba ahí. Le dije que me dolía la cara. Luego de eso me desmayé y desperté un día martes acá en el hospital cuando había pasado una semana, porque este accidente fue el martes en la noche y yo desperté un día martes aquí en el hospital", enfatizó Fabiola.
Sin embargo, su hermana Ana María relató que "en eso giramos y yo lo único que sentí fue 'paf'. No pensé que le había llegado a ella porque como salía humo. Pero cuando la veo que cae casi tiesa y sangraba, cayó para atrás, sangrando de todos lados. Yo le tomé la carita y el ojo estaba afuera, lo tenía colgando, afuerita. Yo dije 'ese ojo lo perdió', altiro".
Campillay aseguró que trata de ser fuerte ante esta situación, pero mencionó que "para mí no hay justicia, porque no me van a devolver nada. Te quitan algo de lo más importante que uno tiene, porque si hubiera sido una pierna o un brazo, yo no sé. Pero tus ojos, no puede haber nada que te los devuelva".
"Todavía me queda un poco de llanto, de pena, pero de a poquito va saliendo. También, no sé, tengo como una rabia, porque uno piensa que la gente, no solo la mutilada, sino también la fallecida, no va a tener justicia", reconoció.