No hay pandemia que acabe con el clásico wantán

DELIBERY CHINO, UBICADO EN LA CALLE CRISTOBAL COLON. DELIBERY CHINO.

Restoranes chinos, que no cierran ni para el Año Nuevo, resisten con sus masitas, arrollados primavera y colaciones de carne mongoliana o pollo chitén.

Más raro que restorán chino cerrado. En Fiestas Patrias, Año Nuevo o el Día de la Marraqueta, y cuando muchos boliches cesan sus labores, estos locales permanecen con sus orientales puertas abiertas. Y ni siquiera la llegada del maldito virus ha logrado que dejen de deleitarnos con sus manjares.

Es el caso del restorán Chang Hua (ex Chinos Pobres), cuyo dueño, Zhi Hua Ma, se pone mascarilla y se baña en alcohol gel desde la 12 horas para vender a uno que otro cliente que cae y repartir a través del sistema delivery.

"Obviamente, las ventas han bajado bastante desde la llegada de la pandemia, y más ahora con la cuarentena en todo Santiago. Pero jamás dejamos de vender. No podemos cerrar", nos cuenta en perfecto chileno el hijo del propietario, Xiouming.

Añade que como la gran mayoría de los chilenos está en economía de guerra, lo que más piden son colaciones (arroz chaufá con pollo o carne mongoliana) y algunos menús baratos.

"También nos piden hartos wantanes y arrollados primavera. Esos nunca fallan. Sirven para toda ocasión", explica el oriundo de Cantón.

Fusión

El chino Kwi Jang se casó hace 20 años con la chilena Cristina Guarda. Él siempre fue seco en la cocina y decidieron crear, en 2001, el restorán Kitcheng, en avenida Colón con La Capitanía, comuna de Las Condes.

A la pareja le fue bien y, al poco tiempo, incluyeron en el menú la comida japonesa. "Fuimos los primeros en Chile en hacer esa fusión. Nosotros vendemos platos de calidad a precios para todos", cuenta Cristina.

Dice que la pandemia los ha golpeado con fuerza, y que ahora se salvan con los repartos a domicilio y los fieles clientes del sector que aprovechan los permisos y se dejan caer en el restorán que antes de la crisis tenía 25 trabajadores: ahora hay ocho operativos.

"Las ventas han bajado un 50 o 60 por ciento. Incluso, estuvimos cerrados desde el 21 de marzo al 21 de abril. Pero volvimos a abrir y tuvimos buena recepción de nuestros clientes", relata Cristina.

Agrega que los chilenos son bien tradicionales para pedir comida china, y aún siguen optando por los clásicos como la carne mongoliana o el pollo chitén. "Nosotros nos destacamos mucho por nuestras frituras. Son de mucha calidad. Y seguimos vendiendo bastante arrollado primavera y algunos picadillos fritos japoneses", añade.

Especialidad

En Santa Rosa 1399, en Santiago centro, está el restorán Heng Chang, cuyo dueño, Marcelo Zhong, llegó al país desde Cantón el 21 de mayo de 1990. Se casó con una compatriota suya, tiene tres hijos, y no para de laborar ni para el día del pato con piña.

Su local ofrece dos tipos de comidas: una para los chilenos y otra exclusivamente para los orientales. "Llegaban muchos compatriotas míos a comer acá. Tenemos platos especiales para ellos; platos tradicionales de mi país", cuenta en su cocina llena de woks, mientras sostiene dos patos listos para la olla.

"Con la llegada de esta enfermedad apenas vendemos. Hemos bajado nuestras ventas cerca de un 90 por ciento. Y acá nosotros no ofrecemos por delibery, para no tener problemas con nuestros clientes. A veces la comida no llega bien. Sólo les vendemos a los pocos clientes que llegan", asegura.

Dice que lo que más piden son pato y chancho asado, sus especialidades, pero que nunca fallan los que pasan a comprar una porción de arrollados primavera o wantán. "Eso podemos venderlo a toda hora y sirven para cualquier momento", agrega.

"Sólo espero que esta crisis pase luego. Nosotros nunca dejamos de trabajar y seguiremos atendiendo, con todas las medidas de seguridad, a los clientes que vengan por su comida para llevar", finalizó.

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