En la jornada clave del juicio, el chileno alcanzó a compartir su postura antes de romper en llanto.
Luego de un extenso juicio de apelación por el caso Narumi Kurosaki, el chileno Nicolás Zepeda al fin conocerá el veredicto por el presunto homicidio de su expolola japonesa en Francia.
Antes, el tribunal le dio una última oportunidad de expresarse libremente frente al jurado.
Vestido con un suéter negro, el acusado se paró frente al micrófono y suspiró lentamente.
“En este juicio hablamos mucho de lo que hice mal, de lo que no hice, de lo que no dije”, comenzó diciendo Zepeda, en la que podrían ser sus últimas palabras en público.
“Ciertamente estoy muy lejos de ser quien me gustaría ser, pero no soy un asesino”, agregó.
Finalmente, insistió en su inocencia y exclamó con voz quebrada: “¡No soy un asesino, no maté a Narumi!”.
El llanto de Nicolás Zepeda
Quebrado, con un llanto desconsolado, sentenció: “No sé decirlo de otra manera... ¡Yo no la maté!”.
Sin mirar a la familia Kurosaki, el acusado se recuesta en su cubículo y esconde su rostro entre las manos. Permaneció así por varios minutos.