“Arranqué al baño para tratar de llamar. Dios me ayudó, porque mi hija alcanzó a escuchar”, reconoció la mujer.
Un impactante relato compartió la madre del futbolista Álvaro Ramos, luego de sufrir un violento asalto y secuestro al interior de su domicilio en la comuna de Alto Hospicio, en la Región de Tarapacá.
En diálogo con Mucho Gusto (sin mostrar su rostro), la mujer aclaró que “si no me muestro es por el temor de lo que está pasando aquí. Si mi hijo lo hizo público, es para que tomen en cuenta a la Primera Región, porque aquí no hay control de nada”.
“Nosotros compramos un terreno lejos de la ciudad para vivir tranquilos, por la seguridad de nuestros nietos, pero con estos de los extranjeros... yo no estoy en contra de los extranjeros, pero los que vienen a robas, que traen cosas que acá no habían pasado como robos y matanzas de todos los días”, complementó.
Consultada sobre los detalles del delito, Nidia precisó que “yo vivo con un matrimonio, que es mi sobrino y su señora, pero ese día él fue a trabajar. Eran las 04:45 horas y empecé a escuchar a ladrar a mis perritas. Salí a mirar y había ruido. Dije ‘voy a buscar mi pistola’ y no tengo ni pistola. Arranqué al baño para tratar de llamar. Dios me ayudó, porque mi hija alcanzó a escuchar”.
“En esos momentos me patearon la puerta del baño, me sacaron, me quitaron el celular. Mi hija alcanzó a escuchar todos los garabatos que me decían. Me pescaron, me empujaron, me llevaron al dormitorio. (Me decían) ‘¡¿Dónde están los millones?!’, ‘Dinos o te vamos a matar’, ‘Te vamos a disparar’. Yo le decía que no tenía nada, que busquen. Destrozaron todo, robaron material y lo echaron en un auto que habían robado”, continuó.
“Un momento de terror”
Asimismo, confirmó que “estuve como media hora con ellos ahí”. Luego, cuando llegaron algunos de sus familiares a auxiliarla, la violencia de los delincuentes fue en aumento. “A mi yerno que entró le querían pegar, pero él alcanzó a arrancar”, dijo, sobre el hombre que alertó a la policía.
Finalmente, explicó que “nos amarraron, nos tenían a punta de pistola, nos tocaron completas para ver qué teníamos. A mí hija le quitaron un anillo de oro. Fue un momento de terror”.