Nuestro país es reconocido en todo el planeta por la producción y exportación de vino de alta calidad.
Por lo mismo, reinventarse en el éxito es casi una obligación. Sobre todo cuando en los últimos años el consumidor chileno ha experimentado un cambio en su hábito con respecto al consumo del elixir de los dioses. Lo que se ha producido por varios factores.
Según analizó y presentó Carmen Yáñez en su Magíster en Administración de Postgrado Economía y Negocios de la Universidad de Chile, el nuevo parroquiano "es inteligente, sofisticado y ávido de información. Busca vinos premium, orgánicos, provenientes de viñas sustentables, que le permitan exponer su paladar a nuevas experiencias. Extiende los momentos de consumo a la socialización en casa con amigos, familia y se involucra en actividades de esparcimiento asociadas a continuar desarrollando su conocimiento del mundo del vino".
Misma idea comparte Marcelo Toro Miranda, ingeniero agrónomo, enólogo y representante zonal del Maipo de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos de Chile (Aniae), quien de acuerdo a su experiencia, sacó la foto al vinero criollo.
"La conducta del consumidor de hace 10 años atrás ha cambiado notoriamente. Ahora tenemos un consumidor más informado, que está dispuesto a gastar por una mejor calidad. Y también conociendo otras cepas, como por ejemplo: Carignan, Carmenere, Uva País y Malbec, por nombrar algunos. Pero, a pesar de este notorio giro, igual Chile se mantiene en un consumo bastante bajo. Que no llega a los 13 litros per cápita al año, muy por debajo de otros países productores, como es el caso de Argentina (26 litros), España (20 litros) o Australia (23 litros)".
Para Cristian Aliaga, enólogo de la Viña William Favre, hay dos claves que sustentan la tesis de la metamorfosis que ha presentado el comprador de vinos y su apertura a degustar otras cepas nunca antes exploradas: los millennials y los turistas.
Vino "Millennial"
La generación del milenio, también conocida como "millennials", son aquellas personas nacidas entre 1980 y 2000. Y que se manejan al revés y al derecho con la tecnología. Utilizan internet para comprar, hacer transacciones y compartir productos y servicios.
"Ellos son un tipo de consumidor que busca cosas que salgan de lo normal. Y en los vinos está pasando esto. Ya no quieren probar el típico cabernet. Desean arriesgarse un poco más y quieren entender y buscar sabores novedosos a través de la web", explica Aliaga.
El factor turismo
Según los expertos ligados al enoturismo, actividad enfocada en el recorrido de las zonas de producción vinícolas, los turistas vineros que llegan a nuestro país ávidos por descorchar una botellla, tienen una costumbre y una cultura de vinos mucho más elevada que la del chileno.
"Debido a esto, hemos podido apreciar el surgimiento de tiendas especializadas, e incluso los restoranes se han preocupado de tener una buena carta de vinos y contratar un somelier, que aconseja a los comensales a elegir un buen vino", argumenta el enólogo de la Viña William Favre.
Para el experto, esto es una positiva señal para los pequeños y medianos viñateros, porque "el mercado interno debiera ser relevante, crecer y sofisticarse un poco más para satisfacer a estos dos grupos importantes de consumidores: los nuevos e inquietos 'millennials' y los turistas peritos en el tema".
El vino "en caja" comienza a decir adiós
La tendencia hacia el consumo de vinos de mayor valor también se refleja en las estadísticas de ventas de vino por tipo de envase.
Conforme a los números proporcioinados por Vinos de Chile y AC Nielsen, en términos de volumen, aumentó la participación de los vinos en botella de menos de un litro (principalmente de botellas de 750 cc. y 700 cc.) por sobre los tetra, entre 2007 y 2011, a pesar de que su participación en el total de ventas permanece en torno al 48% del total.
Según el estudio presentado por ambas entidades, en 2011 los vinos masivos representaron un 81,4% del total en volumen vendido, mientras que los vinos finos, un 18,6%. Al analizar la evolución de ventas de vinos superiores en valor, se observa claramente un aumento relativo en el consumo de vino de mayor calidad.
Vino versus cerveza
El vino se ha visto confrontado fuertemente con la competencia de otros bebestibles nacionales y licores importados.
El contrincante más cercano es la cerveza que, a diferencia del "mosto", ha visto aumentar su consumo per cápita en 17,7% en los últimos años. Por ejemplo, el consumo de cerveza alcanzó 674 millones de litros, con un crecimiento de 7,9% respecto al año anterior.
"Un precio doméstico relativamente alto, en relación a productos sustitutos, podría explicar el consumo per cápita deprimido en el país del vino", señalan desde Vinos de Chile.
Entre 2007 y 2010, el "juguito de uva" subió su valor en relación a su sustituto más cercano, la cerveza.
Si bien en este período la relación vino/precio cerveza subió de 2,85 a 3,17, igual los empresarios vitivinícolas bridan tranquilos y esperanzados, ya que de a poco el vino ha ido ganando terreno.