Compatriotas que vivieron en carne propia el sangriento ataque supremacista en Christchurch aseguran que la ciudad lucha por volver a la normalidad.
A 48 horas del mortal ataque que sufrieron dos mezquitas en la ciudad de Christchurch, en Nueva Zelanda, los habitantes poco a poco retoman sus rutinas.
La urbe oceánica es reconocida como una de las más tranquilas del país, con bajas tasas de delincuencia y criminalidad. Sin embargo, el ataque perpetrado por el supremacista blanco, Brenton Tarrant (28), dejó en vilo un estilo de vida que llama la atención de muchos chilenos, que eligen Nueva Zelanda como destino de trabajo, estudio y entretención.
"Nunca se había dado algo así. Siempre se comenta entre latinos que acá no sucede nada, pero lo de ayer fue caótico. Mucho tráfico de autos que huían a sus casas, la gente desesperada, habían choques, no se sabía mucho que hacer", comentó Julio Santiago, compatriota que vive hace tres años en aquella ciudad.
Santiago trabaja a casi un kilómetro de la mezquita donde Tarrant dio muerte a 49 personas. Según su relato, el día pintaba para normal y cuando vio la noticia en la tele no le dio mayor importancia. Creyó que se trataba de un altercado menor, pero a los minutos la realidad le llegó de golpe.
"Apenas se supo de la gravedad de los ataques se cerraron inmediatamente los colegios, los mall y todos los recintos de trabajo para evitar problemas. Gracias a Dios estamos bien, pero apenados por lo que pasó", sostuvo.
Pilar Barrera vive hace cinco años en Christchurch y la tarde del viernes se grabócomo uno de los días más terribles de su vida. Han pasado las horas, pero la inseguridad aún ronda en el ambiente.
"Hay temor evidentemente. Muchos policías en la calle. Nadie jamás esperó un ataque así. Acá la gente es muy unida y tolerante. Quizás por un tiempo se va a sentir un poco de inseguridad. De cualquier forma, para mí sigue siendo uno de los países más seguros en el mundo", comentó.
Formalizado
El asesino de 49 personas en Nueva Zelanda fue formalizado ayer por el delito de "homicidio". Provocador y con gestos racistas, Brenton Tarrant se paró frente al juez y oyó la lectura de los cargos en su contra, juntando los dedos como acostumbran los supremacistas blancos.
La audiencia fue breve y a puerta cerrada, sólo con presencia de la prensa. Finalmente, el atacante no pidió fianza para optar a su libertad y permanecerá en prisión hasta su próxima comparecencia para el 5 de abril.