El hecho se registró durante la tarde del miércoles al interior de un hospital en Oklahoma. La policía reporta cuatro personas muertas, además del autor de los disparos que se habría quitado la vida.
Un nuevo y violento tiroteo se registró la tarde de ayer en la ciudad de Tulsa, en el estado de Oklahoma en Estados Unidos. De acuerdo a la información policial, el hecho tuvo lugar en el Hospital St. Francis, hasta donde llegó el autor de los disparos buscando asesinar al doctor que lo había operado el pasado 19 de mayo.
El jefe de la policía de Tulsa, Wendell Franklin explicó que el sospechoso culpaba al doctor Preston Phillips por el dolor crónico que padecía desde que fue operado por él, el pasado jueves 19 de mayo. “Después de que fue dado de alta del hospital, el sospechoso llamó en reiteradas ocasiones durante varios días quejándose del dolor y pidiendo un tratamiento adicional”, explicó el funcionario policial según consigna BBC.
Se desconoce si el doctor a cargo entregó algún otro tipo de tratamiento al sospechoso, pero el hecho de que este continuara experimentando dolor lo convirtió en la principal víctima del tiroteo. Los reportes policiales indican que el sujeto compró un rifle semiautomático sólo un par de horas antes del ataque, además de poseer una pistola.
Las víctimas fueron tres funcionarios del hospital identificados como Preston Phillips, el doctor que habría realizado la cirugía, además de la doctora Stephanie Husen, Amanda Glenn y William Love. El autor de los disparos se habría quitado la vida con una de las armas que portaba.
Una carta de confesión
De acuerdo a reportes del mismo medio, la policía habría llegado al lugar de los hechos solamente tres minutos después de haber sido alertados del ataque, donde además se registraron otras tres personas heridas. “Nuestro entrenamiento nos llevó a actuar de forma inmediata sin dudarlo”, explica el jefe de policía.
En la escena del crimen pudieron encontrar una carta que habría escrito el agresor donde explicaba que su objetivo principal era dispararle al doctor Phillips y a cualquier persona que se interpusiera en el camino, sin discriminación. La clínica decidió cerrar sus puertas durante esta semana, de cara al duelo que atraviesan por la muerte de sus trabajadores y uno de sus pacientes.