El gobierno dirigido por Vladimir Putin expulsó de su territorio a catorce organizaciones internacionales que velan por el cumplimiento de los Derechos Humanos.
Durante la jornada de este viernes, las autoridades de Rusia anunciaron el cierre de las sedes de Amnistía Internacional (AI) y otras catorce organizaciones internacionales que velan por el cumplimiento de los Derechos Humanos en su país, tales como Humans Right Watch (HRW) y Carnegie Endowment for International Peace (CEIP).
Según declararon en un comunicado, el motivo de esta decisión se debe a “violaciones a la legislación rusa”, mientras que la secretaria general de la primera ONG mencionada, Agnés Callamard, respondió a esta medida a través de una carta publicada en el sitio web del organismo al que representa.
“El cierre de Amnistía en Rusia es solo el último de una larga lista de organizaciones que han sido castigadas por defender los Derechos Humanos y decir la verdad a las autoridades rusas”, manifestó, para luego calificar a Rusia como “un país en donde decenas de activistas y disidentes han sido encarcelados, asesinados o exiliados, donde los medios independientes han sido calumniados, bloqueados o obligados a autocensurarse”.
Asimismo, añadió que “las organizaciones de la sociedad civil han sido proscritas o liquidadas, algo deben estar haciendo bien si el Kremlin intenta callarte”.
“Nunca dejaremos de luchar por la liberación de los presos de conciencia”, recalcó Callamard, para luego sentenciar que “continuaremos defendiendo la capacidad del periodismo independiente para informar hechos reales, libres de la intervención del gobierno ruso”.