Apilados en rincones se acumulaban cientos de escombros en los pasillos del block 65, lo que gráfica el daño estructural de la Villa Olímpica.
Ante el panorama de destrucción, con edificios y casas por el suelo, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Alejandro Goic, no tardó en poner en su lugar a las empresas constructuras e inmobiliarias que por ahorrarse las lucas arriesgaron la vida de miles de chilenos en inmuebles charchas, no aptos para resistir un terremoto.
Tras celebrar una misa al aire libre, en la Plaza de los Héroes de Rancagüa, por el peligro que conlleva una liturgia en la iglesia seriamente dañada, el jefe de los obispos chilenos precisó: "Esos constructores buscan sólo el lucro y no construir un edificio digno para las personas que, con mucho sacrificio, compran aquellos departamentos o casas".
SOLIDARIDAD
Respecto de la solidaridad que debe imperar en estos tiempos, Goic dijo que "así como durante el terremoto de Haití se manifestó una enorme solidaridad, ahora es necesaria una profunda solidaridad al interior del país, para mitigar en parte el dolor de tanta gente que ha sufrido".
El obispo denunció "a los grupos minoritarios que, aprovechándose del dolor y sufrimiento buscan acciones delictivas contrarias a la dignidad humana. Es un momento para unirnos, es un momento para ser solidarios, para orar, para mostrar lo mejor de la condición humana en una hora tan compleja como la actual".
Goic también criticó a los mercachifles que "se aprovechan de las circunstancias complejas, para sacar un lucro fácil y barato".
A CUMPLIR CALIDAD TÉCNICA
Lo que reclama el obispo Alejandro Goic se puede resumir en dos aspectos técnicos:
1.- "No se puede construir un edificio sin hacer un estudio de ingeniería adecuado para ver si el terreno es el más apto".
2.- "No se puede construir en un país que es sísmico, sin cumplir las debidas regulaciones que existen, colocando los diferentes dispositivos de seguridad para, dentro de lo que humanamente podemos, esos edificios puedan resistir este tipo de sismos".
Lo que precisa el jefe de los obispos chilenos son edificios "levantados sobre terrenos adecuados y con una estructura de concreto" que les permitan afrontar catástrofe telúricas frecuentes en Chile.