Un viaje que prometía momentos de inolvidable felicidad ahora tiene un intenso color a tragedia.
Óscar Martel, joven agricultor de San Clemente de apenas 19 años, se despidió de su esposa y de su hijita de siete meses hace poco días, cuando sus dos amores emprendieron rumbo a Constitución, a disfrutar de la popular semana maulina.
El muchacho estaba feliz, porque sus seres queridos iban a pasar un rato agradable en el islote de Constitución, pero nunca pensó que una tragedia tan impresionante se desataría en esa localidad de la región del Maule.
El violento megasismo acabó de cuajo con los festejos de la gran cantidad de personas que se cautivaban con el evento, que incluía exhibición de botes adornados y música.
En medio de ese ambiente distendido y alegre, cayeron sin invitación dos inesperadas e ingratas visitas: El megaterremoto y el posterior tsunami, que pusieron dramático fin a la celebración popular, pues el movimiento de la tierra y las inmensas olas de 10 metros literalmente se tragaron la isla, devorando todo lo que estaba en su camino.
Apenas se enteró de la debacle, Óscar, quien también estaba sumamente abatido en San Clemente por el terremoto, partió como pudo rumbo a Constitución, al encuentro de su mujer Patricia Morales y su retoñita Francisca.
"Hablé el viernes con ella y no sé si fue a la isla. No contesta el celular, no he podido dormir desde el terremoto", cuenta el agobiado padre, que tomó su bicicleta y recorrió raudo los 22 kilómetros que separan a su localidad de Talca.
RADIO
No por nada Martel dirigió sus pedaleos hasta la capital provincial, pues esperaba encontrar en alguna radio piducana aunque sea una pista del paradero de sus niñas.
Lo más dramático es la incertidumbre, ya que los testimonios que le llegan desde Constitución sólo le provocan mayor miedo.
"Dicen que los cuerpos flotaban en el agua, es terrible", narra desesperado el muchacho.
Pese a que está consciente de que lo peor es una alternativa imposible de descartar, él no pierde las esperanzas de encontrar con vida a las personas más importantes de su vida.
"Mañana (hoy) a las 9 de la mañana un grupo de personas tomaremos nuestras bicicletas y saldremos a buscar a nuestros seres queridos. Llevaremos cuadernos, para que la gente pueda mandar mensajes y dejar tranquilas a sus familias", comenta ilusionado Martel.
En la tragedia del islote de Constitución fallecieron 60 personas y aún hay muchas otras desaparecidas.
LA FURIOSA MAR NO TUVO LA MÁS MÍNIMA CONTEMPLACIÓN CON LOS HABITANTES DE LA ZONA
Los habitantes de Constitución pasaron de tener el mar a sus pies al verlo dentro y sobre sus casas, pues el maremoto que golpeó a esta localidad de la región del Maule -después del megasismo- devastó a la ciudad casi por completo.
Las casas del borde costero quedaron sumergidas bajo las gigantescas olas, que azotaron con furia y sin piedad a los ya abatidos constitutanos, que todavía tambaleaban por el terremoto y ya preveían que el mar se encargaría de la otra parte del daño.
No sólo el temor complicaba a los vecinos afectados. La oscuridad también colaboraba a intensificar el pánico y entorpecer la instintiva estampida hacia los cerros.
"Estábamos durmiendo. El terremoto no paraba nunca, se cortó la luz y no hallábamos cómo arrancar. Menos mal que había luna, sino nos ahogamos todos", relató acongojado uno de los sobrevivientes a 3TV.
Otra mujer que se vio inmersa en la hecatombe narró la increíble circunstancia a la que se tuvo que enfrentar.
"Nosotros estábamos en el cerro, sentíamos una sonajera no más, que hacía destrozos. Si no hubiéramos estado en el cerro, nos llevaba a nosotros igual", contó aún consternada, mientras contemplaba cómo su casa y el resto de las construcciones aledañas yacían esparcidas por todas partes.
La destrucción es desoladora, no hay casi edificaciones que se mantengan en pie. Sólo en Constitución se registran 350 muertos, más de la mitad de los decesos de la Región del Maule.