Con un balde, pedazos de nailon y un par de diarios, Guacolda Binimelis (62) soportó el temporal del fin de semana, que casi le inunda la casa.
"Se me pasó la casa entera, tuve que poner nailon y diarios en todos lados. Mi cama también se mojó y no dormí nada tratando de secarla", confesó.
Guacolda es una de las cientos de personas en Chile que resultaron daminificados en el cataclismo del 27/ F y que ahora sufren cada vez que San Isidro se va al chancho.
Con las ventanas rotas y las paredes llenas de grietas en su casa del barrio Yungay, la ama de casa sufre cada vez que llueve en la capital.
"En esta casa no se puede vivir, después de las lluvias queda todo húmedo y con una estufa tenemos que ir secando las cinco piezas que hay acá, para que no se enfermen los dos niños que tenemos", afirmó.
La mujer, que vive con sus dos hijos y un amigo de la familia, nos explicó que, como su casa es de adobe, con las recientes lluvias su hogar quedó convertido en un barrial.
"Quedó todo cochino. Hoy (ayer) tuve que limpiar todo, pero como el piso es de madera, igual cuesta que quede seco", aseguró.
Guacolda lo está pasando mal y espera que la Dirección Meteorológica no anuncie más aguaceros en un buen tiempo.
"Lo único que quiero es que pase luego el invierno, ver la casa llena de agua no es una experiencia agradable, da pena", contó.
El atado es que su casa está inhabilitada por los daños que tiene, pero, según ella, en la muni de Santiago no le han dado bola.
"Lo único que pido es un lugar donde vivir", relató.
Nos comunicamos con la Municipalidad, pero no se refirieron sobre el tema.