Paloma: La salsa la llevó a su amor con el patrón de La Querencia

Paloma Labra (21), polola de Julio Milostich, está desaparecida de la faz de la Tierra. Pese al asedio de la prensa, la muchacha se ha dado maña para evitar   micrófonos y cámaras.

Para no quedar con las ganas de conocerla, La Cuarta tuvo acceso al lugar donde la pajarita tiene su nido. Conocimos su hogar, biografía, gustos y gracias.

A modo de definición, su hermano Harley comentó que "ella es muy sensible, una persona que gusta mucho de las artes, la danza y el teatro".

Paloma estudió la media  en el Colegio Nuestra Señora del Huerto, en San Joaquín.

Luego entró a Teatro, pero cuando llevaba un año  agarró maletas a Barcelona, para perfeccionarse en las tablas.

Después de un año de intensa educación, volvió a su tierra debido al término de su visa. Actualmente está haciendo un curso de orfebrería, y en internet puede verse el estilo de sus joyas.

Aunque proviene de una familia de músicos, no domina ningún instrumento. Lleva un año asistiendo a clases de violín.

Ha subido varias veces al escenario para apoyar a "Sol y Lluvia", grupo que lidera su padre Amaro. Está ensayando para, en noviembre, cantar en el aniversario de 30 años del conjunto.

El ritmo que más le gusta es la salsa, y fue en una salida a salsotecas donde conoció a Julio, con quien empezó a pololear hace menos de un mes.

En gustos musicales es variada. Lo que más le atrae es Bersuit, Vicentico y el serbio Emir Kusturica.

Vive con su padre Amaro y su hermano Harley, cerca del barrio Suecia. En el futuro quiere volver a Barcelona y terminar Teatro.

ABOGADO

Su familia ya contactó al abogado y asesor jurídico de los Labra, Guillermo Garrido, para representarla en el caso que afecta a su pololo.

De su relación con Milostich poco se sabe, pero, según Harley, el muchacho es chistoso y sencillo.

"Julio canta bien y sabe todas las letras del grupo. Ya está invitado al recital de noviembre", contó.

Y aparte de cantar, "el futre" tiene otra gracia: Toca la guitarra como profesional.

Lo único malo es que no le pega al ritmo. Unas semanas atrás, Julio decidió tomar clases de percusión, pero el atado en el bar y su estada en la clínica truncaron sus planes.

Claudio Sanz S.

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