Cuando uno se deja estar, la ponchera se instala en el cuerpo para quedarse a vivir. Para esos que ya tienen como ley muerta el "empiezo el lunes" y nunca pasa nada, les contamos que hay una nueva investigación que, en los próximos años, podría hacer que nadie se sienta con la moral pesada por todo lo que comió, pues en la Universidad Tecnológica de Nangyang, Singapur, han creado un parche que es casi mágico.
Muchos son los que sufren con la grasa abdominal, y con este nuevo avance de tecnología aplicada en el ámbito de la salud, que reduce esos excesos en la panza, hay varios que están más que contentos, sobre todo sus creadores.
Ellos han colocado estos parches en zonas del cuerpo con mucha grasa, y con unas agujas que son más delgadas que un pelo humano, se presionan contra los lugares de gran almacenamiento, suministrando una hormona tiroidea, llamada triyodotironina T3, la que acelera el metabolismo en la región aplicada, quemando de forma rápida donde se aplica.
El parche, que debe ser presionado por unos minutos contra la piel, logra penetrar bajo la superficie cutánea del sujeto, para luego suministrar de manera paulatina, lo que degrada el tejido adiposo con el tiempo.
En el futuro, pues hasta el momento no ha sido testeado en humanos y sólo en ratas de laboratorio, donde ha mostrado resultados realmente prometedores, se espera que se convierta en un aliado para quienes lo pasan mal con ese molesto rollito de más. Sobre todo porque los experimentos tienen resultados sorprendentes en los roedores: la grasa abdominal de los especímenes se ha reducido en un 30% en un plazo de cuatro semanas.
T3: HORMONA TIROIDEA
¿Qué es el t3? También conocida como triyodotironina, el t3 es una hormona tiroidea que afecta casi todos los procesos fisiológicos del cuerpo, incluyendo crecimiento y desarrollo, el metabolismo, la tempratura corporal y el ritmo cardíaco.
Una de sus principales funciones es estimular los metabolismos de los hidratos de carbono y las grasas, activando una mayor tasa de consumo de oxígeno, así como la degradación de proteínas dentro de las células.
La producción de estas hormonas está a cargo de la glándula pituitaria, y se da en respuesta a la hormona liberadora de tirotropina hipotalámica (receptor de proteínas que, en definitiva, determina el incremento del calcio citoplasmático), creando un bucle cerrado para así mantener un equilibrio dentro del cuerpo.