Ministro de Salud respondió molesto a los comentarios del alcalde de Recoleta, quien señaló que el choreo era vergonzoso y muy sospechoso. Todo en medio de la investigación contra el ex secretario Jaime Mañalich por una presunta desinformación de las cifras de fallecidos.
En un balance realizado en medio del ojo del huracán y con un evidente tono de enojo, ayer el ministro de Salud, Enrique Paris, negó "tajantemente" que exista algún vínculo entre el robo de los computadores desde las oficinas de la Seremi de Salud metropolitana con un presunto ocultamiento de información.
Respuesta que ocurre en medio de la solicitud de la Corte Suprema, que pidió revelar los mails del ex ministro Jaime Mañalich durante su gestión de la pandemia por una presunta desinformación de las cifras de fallecidos por Covid-19 mientras él estuvo en el cargo.
Todas las dudas sobre lo ocurrido durante la madrugada del domingo, en el departamento de informática de la institución, nacieron de un comentario hecho por el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, quien en sus redes sociales cuestionó la veracidad de los hechos.
"Sin duda es muy conveniente este robo para quienes han sido requeridos por la justicia y se niegan a entregar información. Este atentado a la institucionalidad es vergonzoso y muy sospechoso", señaló el edil a través de su cuenta de Twitter.
A esta sospecha se suman los comentarios en redes sociales sobre la falta de resguardo policial que había en el lugar ubicado en Paseo Bulnes 177, a sólo cuatro cuadras de La Moneda, de oficinas de inteligencia y a pasos de una guarnición del Ejército.
Fue ante esas acusaciones que Paris mostró su molestia, respondiendo que "no hay ninguna vinculación, lo niego tajantemente (...) eso ha sido postulado por un alcalde que no sé en qué basa esa acusación que es falsa y ridícula, porque la verdad es que los computadores que estaban en la Seremi son 15 máquinas que estaban embaladas, absolutamente nuevas".
Sobre el robo, la autoridad sanitaria agregó que cuatro de los computadores sustraídos sí eran ocupados por el personal en las oficinas, y correspondían al área de Recursos Humanos de la Seremía, pero sólo habrían tenido información sobre los trabajadores.
"De todas maneras, la posibilidad de recuperar información siempre está, así que vincular este robo con un afán de ocultamiento, confundir a la opinión pública, tratar mal a los funcionarios; no se compadece con la democracia, no se compadece con el diálogo, no se compadece con las buenas intenciones que tenemos la mayoría de los chilenos, salvo algunos que ven en estas maniobras cosas ocultas, cosas raras que no corresponde decir", sentenció el ministro.