Paro de basureros dejó centro más fuerte que ala de búfalo

Humberto Villegas (54) ha dedicado más de treinta años al duro oficio de lustrabotas.

Desde su humilde taburete, ubicado en la intersección de Nueva York y Alameda, "El Beto" ha visto de todo. Por eso pocas cosas le sorprenden del centro de Santiago.

La mañana de ayer fue una excepción. Una cachada de basura acumulada en contenedores o apilada carepalta sobre la vereda, que no fue retirada durante la noche, lo hizo montar en la yegua cólera. El improvisado vertedero estaba a pasos de su puesto de laburo. "Imagínese que todo el centro está lleno de basura. Se ve terrible feo. Entiendo que los del paro peleen por lo suyo, pero esto afecta a todos", dijo.

¿La razón? Los aseadores municipales de Santiago se plegaron al parelé de dos días convocado por la ANEF.

Aunque en la vida hay mezclas exquisitas que nunca pueden olvidarse, como la belleza y la fortuna, el pan con chancho o el salmón con trufas, también surgen otras combinaciones explosivas que dejan la mansaca. Tres ejemplos: Romeo y Julieta, El Chómpiras y El Botija y la dupla corneta de los brasileños Edú y Wagner. Otra es la que se vio ayer en el centro: La aleación entre basura y el manso calor dio como resultado un olor más fuerte que el orgullo.

Con los 32 grados de temperatura de ayer, el centro se tranformó en un territorio en descomposición. La acumulación de residuos en las zonas residenciales y comerciales provocó un grave riesgo sanitario y para más recacha le embarró la pega al "Beto".

"Cuando el sol comenzó a dar de lleno en la basura, salió un olor tan asqueroso, que los clientes no quisieron lustrarse conmigo porque estoy ubicado al lado de la hediondez. ¡Puaj!", estriló el compadre, con un perro en la nariz.

Ronald Henríquez M.

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