Parrillá metió a ''Los Buenos Muchachos'' en los baños

Para muchas comensales de “Los Buenos Muchachos” ir al baño resulta una inspiración más que una necesidad. Y la razón de esto se puede medir con huincha.

Aquellos que echen a volar su imaginación y se pongan sucios de mente, tienen un serio problema con la tontera, pues el motivo se encuentra impreso en las casitas de la parrillada enclavada en el barrio Brasil.

¿De qué estamos hablando, entonces? De un selecto grupo de guachones con  poca ropa que invitan a las chiquillas que se van a dar una manito de gato a un baño con vista a esculpidos cuerpos.

“Todo partió como una humorada. En el 2012, se hicieron las primeras ilustraciones. Estos eran una especie de legos, de cartón, pegados hasta que al año siguiente conseguimos que una empresa imprimiera las imágenes en cerámicas”, cuenta Mario Muñoz, gerente de operaciones del restorán.

Y cuando las chiquillas van al sanitario, lo hacen en grupo para sacarse selfies y pasarse rollos con Cristiano Ronaldo, Tom Cruise o David Beckham.

“Para qué nos hacemos los lesos: resulta bastante agradable para la vista ver a estos guapetones. Hombres así, en tamaño real, no se ven todos los días”, soltó Alicia Jorquera, quien fue a comer ahí por el dato que le tiró una amiga.

En el establecimiento cuentan que nunca han tenido dramas por sus pintorescos toilettes. Eso sí, “una vez tuvimos la reserva de una  gente de una comunidad religiosa, para un evento de fin de año, y pusieron una objeción: tapar las murallas, porque era muy explícito para ellos”, sopló María Cristina Garín, product manager.

Pero ojo, que “Los Buenos Muchachos” no aparecen en traje de Adán, sino en calzoncillos o con parte de su torso desnudo. Nada más.

AMOR ETERNO

Los machos de pelo en pecho también tienen su paraíso al interior de las casitas del boliche. Eso sí, y a diferencia de ellas, no se sacan fotos con las peucas, sino que les tiran besos a través del espejo o le juran amor eterno a Pamela Anderson.

“Para escogerlas hicimos un exhaustivo casting con los gerentes y de esa manera pudimos dirimir quiénes adornarían el baño de hombres”, contó Mario Muñoz, quien dateó que para ver a las chiquillas hay que reservar mesa con dos semanas de anticipación, porque se llena.

Uno que delira con las imágenes de las chiquillas, es Ernesto Aguirre, veterano que va una vez al mes a castigarse con las parrilladas y aprovecha de ver a su amor platónico.

“Me casaría con la Pamela Anderson al tiro. Como no tengo internet, la vengo a visitar acá”, largó el tatita vitamina.

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