El partido más crudo de la "Jefa" de la Roja femenina: lucha en Ñuñoa por la casa propia

"Vamos jefa, arme los equipos", se escucha a un grupo de niños que, en segundos, repletan la multicancha de la Villa Los Jardines en Ñuñoa, reunidos por una pelota.

Aunque la pichanga es común y corriente para algunos, todo sirve para capear el frío y hacer más entretenidas las vacaciones de invierno. Más aún si los protagonistas cuentan con la especial participación de Carla Guerrero.

"Me invitan a jugar y no me puedo negar. Trato de ayudar lo que más puedo", confiesa la seleccionada. Los más chicos le dicen "capitana", aunque ella recalca que no lo es. Prefiere que le digan "La Jefa".

El apodo se lo ganó en cancha tras ganar 17 campeonatos nacionales y conquistar la Copa Libertadores vistiendo la camiseta de Colo Colo.

Claro que el gran salto lo dio este año cuando anuló a Marta -la seleccionada brasilera considerada la mejor futbolista del mundo- y se convirtió en pieza clave en la campaña que llevó a la Roja Femenina a clasificar al Mundial que se disputará en 2019.

Guerrera

La vida no ha sido fácil para Guerrero. La menor de tres hermanos se inició en la "U" y con 16 años subió al primer equipo. Cuatro años más tarde dejó todo para irse a la Región de Valparaíso a estudiar educación física en la UC.

En 2008 se cambió a la Universidad de Valparaíso, pero sufrió la rotura de ligamentos, lo que la obligó a devolverse a su natal Ñuñoa. Estos momentos complicados estuvieron a punto de alejarla del fútbol. Sin embargo, el consejo del profe José Letelier fue clave para seguir cosechando éxitos dentro de la cancha.

Toma

La "Jefa" -como le repiten con cariño y respeto los niños- hace de todo dentro de la cancha. Corre, mete, cabecea, ayuda a sus compañeras, llega al arco rival y hasta anota. Para Guerrero es casi una final. Pero sabe que lo más importante en esta ocasión no es lo que ocurre dentro del rectángulo.

Es que hace seis días un grupo de ñuñoínos se instaló en un sector desolado y que por las noches sólo era un foco de peligrosidad. En total son más de 70 familias que sueñan con su vivienda propia. Y una de ellas es Carla Guerrero.

"Mi hermana (Bárbara) me comentó lo que estaban planeando y cómo iban a actuar. No dude en ningún segundo y me sumé. Estamos unidos luchando para que podamos tener una vivienda social. No queremos que se nos regale. Yo estoy apoyando a mi familia y a los nuñoinos. Ellos me apoyaron cuando más lo necesite y ahora yo estoy con ellos acá", recalca con firmeza.

Pese a que desde la municipalidad se han acercado para tratar el tema, aún no hay nada concreto. Recién estos días se está diagnosticando la situación de cada familia. Por mientras los días pasan y Carla sigue pasando sus noches en la carpa de su familia acompañando a los tres hijos que tiene su hermana.

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