El mundo entero está pendiente de la suerte de los doce niños de entre once y 16 años, y su instructor de fútbol, de 25, que se perdieron en la Gran Cueva de la Dama Dormida de Tailandia, el 23 de junio.
La valentía y coraje que han demostrado los menores que sobrevivieron bebiendo agua de las paredes y sin alimento hasta el 2 de julio, ha conmovido al planeta y la expectación periodística es tan grande como la que suscitaron los 33 mineros de Chile.
El rescate comenzó ayer con un éxito inesperado en su primera fase, según declaró el jefe del operativo, Narongsak Ossottanakorn.
La amenaza de fuertes lluvias motivó a que partiera la complicada operación de rescate para sacar a los integrantes del equipo de fútbol infantil.
La mayoría de los niños no sabe nadar y ha recibido dentro de la gruta un curso intensivo sobre el manejo de los equipos de inmersión.
El grupo estaba cuatro kilómetros al interior de la caverna. Cinco buzos locales y trece expertos internacionales participan del operativo que ya les permitió rescatar a cuatro menores y dejar a otros dos en una cueva más segura a medio camino de la salida.
Cada uno de los cuatro niños fue acompañado por dos rescatistas y antes de salir debieron bucear durante varios tramos hasta completar un kilómetro bajo el agua, pero la labor se interrumpió, por razones logísticas, cuando aún quedaban nueve personas.
Se debía revisar la presurización de los equipos y su expansión porque usaron aire con el 21% de oxígeno, y es necesario verificar si hay fugas.
Durante la misión se utilizan máscaras especiales que cubren toda la cara y a los niños les permite respirar de manera natural, además de comunicarse con los buzos.
Los cuatro rescatados fueron trasladados en helicóptero hasta el hospital provincial de Chiang, y están en buen estado.
Estaba previsto que la interrupción del rescate durara entre diez y 24 horas, pero todo hacía pensar que el rescate se reanudaría durante las últimas horas de ayer.