Humilde, como sopita de pan, llegó Rafael Garay a Chile para enfrentar a la justicia por las 36 estafas reiteradas que pesan en su contra.
El hombrón no aceptó que sus abogados patalearan por su libertad y ni siquiera quiso que le sacaran las esposas. ¿El dramón? No le compraron los abogados, la jueza del Tercer Juzgado de Garantía ni la gallada que lo esperó en el aeropuerto, la Corte de Apelaciones y en el Centro de Justicia.
Los que sí le prestaron el ropero completo y hasta le habrían fabricado una pista de aterrizaje son los cabros del nigth club Passapoga, que le dieron la bienvenida a través de un afiche con su imagen, "porque se trata de un amigo que cayó en desgracia y ya está", señaló a La Cuarta el gerente del local de goce, Sandro Retamales.
Agregó que a pesar de que es probable que el Rafa no vea el saludo que le dedicaron a través de la cuenta Twitter del Passapoga, igual quisieron darle un espaldarazo a uno de los suyos.
Pero no quedó ahí, porque el ejecutivo de la entretención y el jaraneo contó que el ingeniero pasó tanto tiempo en el local y fue tan rebuena onda que apenas deje las instalaciones del centro penitenciario Capitán Yáber lo invitarán para que se relaje un poco.
"¿Y si está planchado? "Da los mismo, acá siempre le tendremos un lugar reservado y si lo amerita y él puede la casa se pone con el copetito", soltó Sandro.
El empresario nocturno ligado al Passapoga, Fernado Bórquez, coincidió con su colega en que el inversionista tevito merece el mejor de los tratos de la gente del local porque al final el tipo se equivocó, pero no es el que más ha errado con platas de otros lados por estos lares.
Contó que igual no quiere decir tanto, porque a partir de lo que dijeron en el pasado de Garay "se inventó y se exageró mucho y eso nos pasó la cuenta. Muchos nos criticaron por violar la confidencialidad que debe existir en un centro nocturno", agregó.
Las críticas
El saludo del Passapoga se transformó en un meme y un sector de la barra acusó a los empresarios de reírse del ex gurú de la economía y de aprovechar el flaco momento del nuevo huésped de la Capitán Yáber.
