"Desde que me cambiaron para votar en la Antártica, en lo único que pienso es en mandarme una maratón por esos lados", señaló muerto de la risa Guillermo Ponce. Él es uno de los íconos del pastelazo del padrón electoral.
El maratonista (67) que hasta estas municipales votaba en Las Condes, confesó que no tuvo ninguna posibilidad de ejercer su deber cívico. Claro, pues que no hubo empresa alguna u organismo del Estado que se haya puesto con un avión. Algo así era lo que propuso el actor Andrés Rillón.
El abogado Fernando Atria toda su vida votó en Las Condes y en esta pasada lo cambiaron a Ñuñoa. "La verdad es que yo no hice ningún trámite ni nada parecido. Por lo tanto no me ajusto a las explicaciones que dio el Servel y el Registro Civil", aclaró.
Agregó que él sufragaba igual porque es su deber cívico. Y si la mesa se la corrían un par de kilómetros no era para tanto. Eso sí, piensa que, claramente, este tema hay que arreglarlo. "No es posible que en el padrón electoral aún haya gente que murió hace años," señaló.
La periodista Ale Valle contó a La Cuarta que igual le hicieron un favor. Claro, porque ella votaba en Providencia y la cambiaron a Ñuñoa. "Voté porque es un ejercicio democrático que amo realizar. Porque si queremos hacer un cambio, debemos elegir a nuestros representantes", dijo la profesional.
Onda Trump
Los sabiondos auguraron una abstención en las municipales cercana al 65%, de acuerdo a la tendencia que sufre nuestro país en las últimas décadas. Un temón que se agudizaría con los errores del Servel y del Registro Civil, que cambiaron de domicilio electoral a casi medio millón de chilenos sin su consentimiento.
Onda Donald Trump, varios candidatos adelantaron que impugnarían las elecciones si no ganaban, porque el error del padrón le quitaba legitimidad al proceso.
A esto hay que agregar que los registros están inflados, pues de los 13,5 millones de electores habilitados para sufragar, aparece gente fallecida y también detenidos desaparecidos, tal como Lenin Díaz y Alfonso Chanfreau.