Hace 56 años que las bebidas energéticas vieron la luz y hace cinco que la Organización Mundial de la Salud, OMS, viene advirtiendo a los gobiernos que su alto consumo o la combinación con alcohol se podría transformar en un drama de salud pública.
En las últimas décadas, estas bebidas han incrementado su popularidad y se usan, fundamentalmente, para combatir el cansancio del trabajo o durante el carrete. Ya un estudio del 2013 de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, concluía que el 12% de los consumidores adolescentes había ingerido más de un litro de este tipo de bebidas en un solo día.
En nuestro país no es diferente, pues el consumo de energéticas viene creciendo sistemáticamente desde 2010, informó a La Cuarta el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda).
En el 2016 el 47,8% de la población manifestó que había bebido una energética en los últimos 10 años, el último año el 29,7% de los encuestados respondió afirmativamente y en el último mes el 13,1%, admitió ser consumidor de la bebida.
El estudio de Evolución prevalencia de consumo de bebidas energéticas combinadas con el alcohol, señala que los hombres en comparación con las mujeres llevan la delantera al ingerir la mezcla, con un 9,7%, versus un 6,1%. Según el mismo muestreo, el estrato social alto se queda con el primer lugar en el consumo con 9,9%. En segundo lugar el nivel socioeconómico medio se exhibe con un 6,6%, y el bajo con un 6,1%.
El peligro eso sí, no está en este brebaje en sí, aunque contienen demasiada cafeína y otras sustancias estimulantes, sino en el exceso de su consumo y en la combinación con el alcohol, señaló el doctor Sergio Alvizú, urgenciólogo de la Clínica Santa María y académico de medicina de la U. San Sebastián.
El alcohol en dosis bajas provoca un efecto desinhibidor en el sistema nervioso central, pero en dosis más altas provoca alteración de los reflejos, adormecimiento, en suma el cuerpo se comienza a apagar, explicó el médico.
"Pero, cuando se combina con bebida energética, la persona no se adormece y entonces consume mayor cantidad de alcohol, pero se pasa el efecto de la energética y queda en evidencia la intoxicación que es muy grave", sostuvo el urgenciólogo.
Agregó que "a la Clínica durante los fines de semana llegan los jóvenes intoxicados. Cada vez el número es mayor y los niveles de intoxicación también. El problema es que uno de estos episodios puede llevar a la muerte".
El facultativo manifestó, además, que la ingesta de alcohol y energética está asociada a las lesiones. "Como el individuo toma más allá de lo posible y está sobre estimulado, sin darse cuenta, se expone a graves accidentes por fallas del sistema nervioso central. Está desinhibido, despierto, con malos reflejos y mala coordinación. La peor combinación", explicó.
Iniciativas legales y el trabajo del Minsal
Un grupo de parlamentarios del PPD presentó en el 2016 un proyecto de ley que busca prohibir el consumo de productos con sustancias aditivas o estimulantes como bebidas energéticas o suplementos alimentarios con cafeína.
En la presentación del documento, los honorables manifestaron que en diferentes países la venta de bebidas energéticas está prohibida para menores de edad, tiene regulación su publicidad sobre los riesgos y contenidos y existen contundentes informes de la Organización Mundial de la Salud, OMS, y de entidades científicas que han recomendado prohibir estos productos a menores y establecer una política pública de vigilancia sobre estos productos.
Según reportes de la Sofofa, en el 2013 las ventas anuales de bebidas energéticas alcanzaron los US$ 243,7 millones, posicionando a nuestro país -en esa fecha- como el segundo de mayor gasto per cápita en la región, con cifras que alcanzan los US$ 13,8 por persona.
El proyecto contempla regular publicidad, acceso de menores a la bebida y disminuir cantidad de concentración de cafeína y otras sustancias en estas bebidas.
El problema sigue siendo el alcohol
Pablo Norambuena, asesor del departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud, explicó a La Cuarta que a pesar de que la ingesta de alcohol y bebida energética es un tema que tienen bajo la lupa, porque forma parte de Plan Nacional de Control de Consumo de Alcohol, existen otras prioridades, "porque en definitiva en este caso el consumo excesivo de la bebida alcohólica sigue siendo el principal problema".
Aclaró que en este momento se trabaja junto al Senda para que la población asuma los riesgos que conlleva el consumo, "en este momento en nuestro país las mujeres beben la misma cantidad que los hombres y eso no ocurre en ningún otro lugar del mundo".
Dijo también que en estos casos las políticas se cuestionan más porque hay otros intereses, "por ejemplo, la publicidad desapareció de las camisetas de los deportistas por voluntad de ellos, no porque se haya llegado a un acuerdo legalmente", puntualizó
Al final, señaló que respecto de las energéticas se debería restringir a publicidad sobre todo esa que asocia este tipo de bebidas con el consumo de alcohol y fiestas.
(*) El brebaje y su nivel de cafeína
"Las energéticas contienen cafeína, taurina y otros pépticos. Una dosis segura de cafeína al día varía de 200-300 miligramos. Eso quiere decir 4 tazas de café al día".
"La bebida energética que tiene mayor concentración de cafeína en Chile, tiene 240 miligramos. Eso quiere decir que con sólo una lata llegaríamos a la dosis tope (segura) de cafeína".
"Estas bebidas también tienen su riesgo por sí solas al ser un estimulante. Ya que aumenta la frecuencia cardíaca y pueden producir contracción de las arterias tanto del cerebro como del corazón. Por lo tanto, aumenta el riesgo de un paciente que padece obesidad o hipertensión, esto puede generar infartos pequeños al corazón y al cerebro", señala el médico Ricardo González, urgenciólogo de la Clínica Alemana.
(*) Ricardo González, urgenciólogo Clínica Alemana