Una cosa es salir de vacaciones, pero otra muy distinta es tener las monedas suficientes para viajar y tomarse un copete con paragüita guata al sol.

Con este dramón se topan muchos lolos cuando el caregallo comienza a pegar fuertón y dan ganas de tirarse al mar y luego quedar como escalopas en la arenita.

Pero no se urjan tanto y aprendan  del estudiante de Historia José Andrade (24), quien con la puras ganas y una buena mochila lo pasa de miedo.

Pepe se define como un "joven errante". Cada verano sale con una locura nueva. La última vez se le ocurrió salir desde Talcahuano, donde nació y se malcrió, para ir a Mendoza a jaranear. Se fue a la carretera y le hizo dedo a un camión junto a su brother El Pichón".  Tenía sólo cuatro lucas.

Allá siguió patiperreando. Conoció gente que lo llevó hasta Córdova, donde laburó en cualquier cosa para tener platita para comer. "No teníamos qué machetear.  Siempre nos ofrecían peguitas piolas y nos salvábamos", contó.

APERRADO

Fueron muchos los métodos que encontró para pasar los días.  Tenía comida, copete y ropa. Un día de callejeo divisó unos pantalones nuevos botados. No se dio ni cuenta cuando los tenía puestos.

Pero las sorpresas lo llevarían hasta otro basural, donde se encontró unos  zapatos. Los lustró y vendió. Con eso se comió una milanesa.

Es tan vivaracho que se hizo yunta de  borrachines: Tampoco el faltaba el copete.

REGRESO

Pero el cabro quería seguir patiperreando, así  que se viró a Buenos Aires, donde limpió parabrisas y comió hogar para sobrevivir.

"Cuando estábamos comiendo del tarro, yo le decía al Pichón, 'ahí tenís tu tenedor libre'". Hasta más gordos llegaron los patudos.

Tras un mes de mochileo, finalmente dieron media vuelta a Talcahuano. A dedo, obvio. Cuando llegaron a la frontera se encontraron con un paro de camioneros. Con ellos se quedaron "apoyando la causa" dos días, donde comieron y tomaron como condenados.

"La pasamos bacán, nos dieron el medio asado" , contó el buche del múltiples colores.

Fue con uno de ellos que viajó hasta Temuco. Volvieron a casa después de casi un mes y medio de vagabundeo. Su madre casi lo mató a palos, porque nunca le avisó que saldría de vacaciones.

La pobre señora recorrió media ciudad buscando a José. Le preguntó a medio mundo sobre el paradero del perla, pero nadie supo responde que su niñito estaba allende los Andes, donde les pegó en la pera hasta a los vagabundos. "Sé que mi mamá sufrió un poco, pero no me arrepiento para nada de lo que hice. Lo pasé de lujo con mi socio", remachó.

LIVIANITO Y MUY VERSERO

José nos dio algunas papitas para resistir la vida del "errante". Jura que hay que terner más verso que Neruda para sbrevivir. "Te regalan de todo, te ofrecen pega, te invitan a almorzar. Te sirve para conocer a la gente, su vida", precisa.

Recomienda no ser dubitativo: "Si te invitan, hay que ir. Con cuidado, claro. Las posibilidades son pocas y si se anda a dedo no se puede regodear"

Advierte que la amabilidad es clave: "Yo les regalaba un poema. Es bueno quedar como rey con quien te dio un aventón"

POQUITO

El compadre aconseja llevar pocas cosas a los viajes de mochilero: Un bidón con agua, un bloqueador solar, una olla, carpa y un vasito para la chela.  Pero jamás andar con cosas de valor.

"A un amigo le robaron la mochila completita, perdió todo y se tuvo que devolver, son mala onda algunos locos", recordó.

Mónica Jorquera E.