Luis Segundo Salgado Galaz (59) estaba acostumbrado a manejar con habilidad el cuchillo deshuesador con el que trozaba animales faenados en una carnicería del barrio Franklin.
Pero su afinidad con el acero era enfermiza. Jamás lo dejaba. Hasta dormía junto a él.
Esa macabra e insana relación lo llevó, según estableció la policía, a elegir un arma dentada y filosa para atravesar el abdomen de su ex conviviente y madre de tres niños, Ana Rosa Sepúlveda Núñez (38), durante la tarde del "Día de los Enamorados".
PESADILLA
El octavo femicidio del año comenzó a gestarse al mediodía del sábado, en calle Waldo Silva 2165, comuna de Santiago. A esa hora vecinos vieron a Salgado esconderse detrás de unos matorrales y esperar a su ex mujer, pese a que tenía una orden del tribunal que le prohibía acercarse (ver recuadro).
Salgado vestía una camisa blanca listada, zapatos y pantalones de tela negra, atuendos extraños para un sujeto que solía no preocuparse de su apariencia.
"Lo vimos golpear la puerta, pero nadie salió. Tenía en sus manos un paquete envuelto. Llamamos a carabineros para que lo detuvieran, pero no pasó nada", contó Alexis Alarcón, quien vive al frente del lugar de los hechos.
Después de cuatro horas de tensa espera, Ana Sepúlveda apareció por la calle cargando varias bolsas. Venía de la feria.
El drama se desató en menos de un minuto. Salgado salió de su escondite y encaró a su ex conviviente. Ella corrió hasta la puerta de su casa, pero no encontró la llave.
El carnicero desenvolvió el paquete para sacar un cuchillo nuevo, comprado pocas horas antes.
Claudia Painamal, amiga de Ana Rosa, fue testigo del brutal ataque: "Le enterró el arma y la atravesó. Antes de sacarlo lo dio vuelta. La molió por dentro", contó.
El desgarrador grito alertó a los vecinos. Tras la demencial estocada, el criminal amenazó con "faenar" a quienes se le acercaran. Huyó a toda carrera corriendo, pero jóvenes que pasaban por el lugar y vieron la escena lo detuvieron a una cuadra.
Agónica, la mujer se arrastró y golpeó la puerta de su vecina Ana Flores, quien abrió presurosa.
"Estaba con las manos en la guatita y me dijo vecina, ayúdeme, que el Lucho me apuñaló", relató la mujer.
Desesperada, tendió a la víctima en la puerta de su casa. Intentó contener la hemorragia, mientras el hijito de 8 años de la apuñalada trataba en vano de reanimarla.
"¡Mamita, no te mueras!", gritaba el pequeño. "Qué va a pasar con mis niños. Me voy a morir", gritaba ella, que comenzaba a sufrir convulsiones y vómitos.
Anita fue trasladada al Hospital Barros Luco por una automovilista que se detuvo ante los llamados desesperados de los vecinos que se cansaron de llamar a la ambulancia. Agonizó durante 12 horas y murió a las 6 de la mañana, producto de una coagulación intravascular diseminada.
Carabineros de la Segunda Comisaría se encargaron de llevar a Salgado ante la justicia. Antes de subir al carro, el hijito de Ana lo encaró: "Te voy a matar por lo que le hiciste a mi mami. Cuando crezca juro que te mato".
"Ella estaba con su amante ahí. Fue venganza, me arrepiento y pido perdón", dijo el criminal rumbo al centro de justicia.
HIJOS
Lo que más preocupa a los amigos de Ana Sepúlveda Núñez es qué ocurrirá con sus tres hijos. "Todavía no les hemos dicho a los niños que ella murió. El del medio nos está preguntando cómo está su mamita", contó Ana Flores.
Los hijos de la mujer asesinada, de 10, 8 y 2 años, quedaron bajo custodia de la vecina Deborah Araya, mientras el Tribunal de Familia dictamina su tuición permanente.
HIZO UN LULO CON LA PROHIBICIÓN DE ACERCARSE A MUJER
Ana Sepúlveda Núñez (en la foto) vivía hace dos años en una pieza con sus tres hijos. Para subsistir vendía en una feria libre.
Luis Salgado fue su pareja durante diez años. Las constantes amenazas y golpes terminaron con la relación. "Cuando estés durmiendo te voy a matar", le decía.
"Las discusiones y gritos eran pan de cada día. Cuando Luis llegaba en la noche comenzaba el escándalo", recordó Claudia Painamal.
A comienzos de enero Luis mostró de qué era capaz. Una noche de sábado esperó que su ex apareciera para cortarle la mano y una pierna con un cuchillo.
Producto del ataque fue formalizado, pero el Séptimo Juzgado de Garantía no le dio prisión preventiva, pese a todas las constancias por agresiones que la mujer estampaba en la comisaría.
En su lugar quedó estipulada la prohibición de acercarse a la víctima y firma semanal, mientras duraba la investigación. La mañana del sábado le pidió permiso al jefe para ir a firmar. Jamás cumplió con el trámite.
"La Flaca", como le decían sus amigos, no tenía padres y su único familiar cercano es una hermana que tiene un puesto en Franklin. Hace un mes había comenzado una relación con otro hombre.
En la mañana de ayer Luis Sepúlveda enfrentó a la ley. Ingresó a la sala de audiencias pálido, con un notorio temblor en sus manos.
La defensora Ana María Rojas alegó que el carnicero sufre epilepsia, diabetes e hipertensión, por lo que es riesgoso mantenerlo preso, pero la jueza Paula Jara lo mandó a prisión preventiva.
Claudio Sanz S.