Conversatorio reunió a ciudadanos que viven en extrema pobreza para conocer su visión frente a las movilizaciones que se registran en Chile. Todos concuerdan en que la desigualdad social y la falta de oportunidades son el mayor flagelo del país.
Carlos Aedo (44) vive hace dos años en la calle. Instalado en su ruco, en plena avenida Carlos Valdovinos, ha sido testigo silencioso de las manifestaciones sociales que se desarrollan en Chile hace más de mes.
Asegura que vive en extrema pobreza, que no tiene agua potable ni para lavarse la cara, y que muchas veces no tiene ni un peso para comer. Sin embargo, a pesar de su condición, asegura estar optimista con el destino de las movilizaciones. "Es bueno que se escuche a las personas y sus necesidades. Es hora de que el gobierno abra los ojos", comenta el hombre.
Tal como Carlos, otras 14 personas en situación de calle se reunieron en el Santuario del Padre Hurtado, para conversar sobre el descontento social que originó las movilizaciones y, desde su experiencia, visualizar soluciones al conflictos.
"Lo que pasa es que muchos dicen que en Chile no hay pobreza, pero ven sólo números y no la realidad. Durante la última semana, yo he recogido comida desde la basura para aliviar el hambre. Eso es pobreza aquí y en cualquier otro lado", comenta Mauricio, otra de las personas que llegó al encuentro.
La dinámica invita a cada participante (hombres y mujeres de distintas edades, muchos de ellos con consumo problemático de alcohol y droga) a entregar sus sentimientos durante los últimos días: "tristeza" y "esperanza" encabezan la lista.
A la hora de preguntar sobre sus demandas, la consigna es clara: acceso a la vivienda y trabajo para salir de la pobreza.
"Es importante que, de alguna manera, se escuche la voz de personas como nosotros, que estamos en situación de extrema pobreza, nos hace sentir importantes. Han sido días de inseguridad, pero ha servido para mostrarle a todos la desigualdad que se vive en el país. Los políticos y los economistas están ciegos y no ven la realidad que vivimos nosotros", comenta Carlos Aedo.
Justicia social. La idea de reunir a personas en situación de calle -y otros grupos que ven vulnerados sus derechos- a debatir sobre el destino del país, se craneó en las fundaciones Hogar de Cristo, Techo y Fondo Esperanza, quienes esperan reunir a 50 mil voces para conversar en "círculos territoriales", desde Arica a Punta Arenas.
"Tenemos la convicción de que la participación de las personas más pobres siempre se hace difícil, porque las convocatorias sociales no llegan a grupos que están tan marginados y excluidos que su voz no llega a ser escuchada, y tenemos la responsabilidad ética de promover el derecho a ser escuchado", sostuvo Paulo Egenau, director social de Hogar de Cristo.
Entre las primeras conclusiones que dejaron los 202 círculos territoriales a la pregunta "¿cuáles son las causas que provocaron la actual crisis social?" Las tres principales son "injusticia y desigualdad" (64,9%), "sistema de pensiones" (62,9%) y "acceso y calidad de los servicios de salud" (62,9%).
Frente a la cuestión sobre qué acciones podemos hacer como ciudadanos para que este nuevo acuerdo social sea posible, los caminos que ven las casi tres mil personas consultadas fueron: "actuar con solidaridad, conciencia o empatía" (41%), "asistir a votar" (38%), "mayor participación y organización cívica" (35%) y "manifestarse" (34%).