Petiso canero se las dio de luchador y atacó a El Choro

Ordenaditos con las manos en la espalda entraron los 300 imputados que conformaron el público cautivo que vio el lanzamiento de la nueva temporada de la Revolución Lucha Libre, en Santiago 1.

En el gimnasio de la cana sobre un ring octogonal los presos presenciaron cuatro combates que los dejaron al borde del éxtasis por culpa de una luchadora de linda figura y gran retaguardia.

La primera pelea la protagonizó El Choro Johans con el pelado Razo, y los mayores aplausos los consiguieron cuando se agarraron a cachamales. El triunfo fue para El Choro, quien al final de toda la velada vivió un percance que pudo pasar a mayores.

El Mono Pato, un preso enano de un metro 35 centímetros desesperado por ir al baño tomó un protagonismo insospechado.

El petiso, con la intención de echar la talla y aleonado por sus compañeros, le hizo una llave en el cuello al luchador mientras saludaba a los asistentes, y debió ser reducido por un gendarme para que no se fuera en la volada.

Luego todo siguió de lo más normal y El Choro no le dio mayor importancia a la locura del diminuto reo que se las dio de luchador.

En la segunda pelea participó un chascón que tenía escrito su nombre en el trasero (Alex) y su apellido “Murdock”, en la espalda. Su contrincante fue un pequeño y ágil luchador llamado Montoya. El público demostró su favoritismo y cariño por el chico, quien resultó vencedor.

El penúltimo combate vio en el ring a una mole de más de cien kilos de potencia conocida como Macho. Su rival fue un hombre identificado como Coyote, quien dio dura batalla antes de sucumbir a la furia del gigante.

Un golpe que podríamos denominar el “guatazo cósmico” terminó con las aspiraciones del Coyote que quedó reducido a la mínima expresión de la palabra “luchador”. Macho hizo un sánguche con su oponente entre su barriga y un pilar del ring y lo dejó pa’ la historia.

La pelea estelar fue extraña porque una chiquilla compartió el escenario con dos rudos hombres. Strike y Engranaje se enfrentaron entre ellos y también debieron aforrarle a La Prima Zomer.

Engranaje salió del camarín portando un aerosol y lo vació para combatir a los internos, quienes lo pifiaron con tutti y lo bautizaron como Perkins, en alusión a los presos para los mandados.

Los machos comenzaron a pelear entre ellos para tener el honor de planchar a Prima, pero la joven se las ingenió y los venció a ambos.

El mayor aplauso no se lo llevó por el triunfo sino que el gimnasio casi se fue abajo cuando hizo su entrada enfundada en un hot pants blanco con portaligas del mismo color.

Al final todos se fueron contentos, incluido el Moto Pato y los gendarmes.

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