“No se preocupe, le molestará al principio, pero cederá con el uso”. Esa es la respuesta habitual que cualquier mortal recibe cuando se compra un par de zapatillas nuevas, y que a pesar de pedir el número correcto, igual terminan apretando los dedos o el empeine.

Pero el problema parece que no es el número, ni el modelo, sino el tipo de pie que tenemos los chilenitos. Según un estudio realizado por el profe de Educación Física de la Universidad de Santiago (Usach), Celso Sánchez, el tipo de patita que prima en los chilenos es más bien cuadrada: tipo empanadita.

El pedagogo agregó que eso no sería nada si las zapatillas que se importan fueran con ese tipo de horma, pero la cosa no es así. El propio profe, que además está a cargo de la rama atlética de la Usach, comprobó en terreno que las zapatillas que se importan a nuestra copia feliz del Edén tienen la horma que se ajusta más a los pies del Viejo Continente y que se conoce como pie griego, más angosto que el criollo.

Durante varios meses, el capo del deporte se dedicó a medir las hediondas de sus alumnos de la Usach y los resultados los expuso en seminarios internacionales realizados en Temuco y en Buenos Aires.

"En Chile no hay estudios sobre este tema. Hasta donde sé, este es el primero que se hace y ojalá pudiésemos hacer uno más masivo", dijo al diario pop.

Pero hay otro problema asociado al tipo de zapatillas. Con esto del running y la aeróbica, muchas chancletas vienen preparadas según la pisada de la persona .

El problema es que sólo en tiendas especializadas saben eso. En las comunes y corrientes, nada. Por lo que no necesariamente las zapatillas que compra la gallá son para su tipo de planta de pie, explicó Sánchez.

Agregó que se pueden provocar daños en tobillos, rodillas y hasta en las caderas.

“Sería bueno que las cajas vinieran rotuladas según el tipo de pisada”, planteó el profe.