Pikachu no para: "Sigo bailando, tal como los chilenos siguen en la calle"

Giovanna Grandón está detrás del personaje ícono de las marchas tras el estallido social. La pokémon lucha por un Chile más justo.

El "Baila Pikachu" se ha convertido en un himno de las marchas sociales desde que se fue a pique. Y es que la caída que sufrió el pokémon hizo que se volviera popular en redes sociales, porque, pese al tremendo porrazo, se paró y siguió dando la lucha en la calle.

Detrás del disfraz que llegó por sorpresa en AliExpress está Giovanna Grandón, de 44 años, una tía de furgón en Peñalolén, abuela, mamá y chilena que se aburrió de los abusos. Por eso agarró la personalidad del ratón amarillo para manifestarse con alegría.

"Mi hijo menor compró el disfraz por error en Internet. Mi marido le pasó el celular y él hizo hartas compras, entonces empezaron a llegar muchas cosas a la casa, compró más de 500 mil pesos y en eso venía el Pikachu. Lo vi en la casa y dije 'vamos a la marcha'. Fue para pasarlo bien, porque yo nunca había visto que se juntara tanta gente por una causa", dijo.

Este ritual lo ha realizado en diferentes manifestaciones, donde los asistentes no le piden Impactruenos, sino que baile. "La idea es hacer algo con respeto, porque acá estamos unidos todos los chilenos que sólo queremos más igualdad", cuenta Giovanna, quien es acompañada en todas las marchas por su familia; es más, quien subió el registro de la caída fue su esposo, Jorge Millán, quien asegura que "ella nació para esto. Le gusta, lo hace porque es feliz".

Ayer acompañó a las trabajadoras de jardines infantiles a la Plaza Italia. A Carabineros no le importó que fuera un pokémon eléctrico y le tiraron el guanaco encima. Mesurada, no quiso soltar su "pantalla de luz" y a trote corto arrancó con el traje, que es una especie de sauna, pero que tiene un pequeño ventilador que la ayuda a estar de pie.

- ¿Qué es lo que hace te sumes a este movimiento?

Todos tenemos las mismas necesidades de arreglar esto. Yo me levanto temprano todos los días, llego tarde, tengo que dejar de lado a la familia. Las que somos mamás y trabajamos nos cuesta llegar a conversar con nuestros hijos, estamos estresados, la educación pública no es buena, es fuerte vivir esto cada día.

- ¿Tus hijos son el impulso?

Sí, yo tengo dos hijos con problemas, uno que tiene Asperger y otro con déficit atencional, veo cómo trabajan las tías del Programa de integración escolar (PIE), pero no pueden más, se ven superadas. Ojalá el gobierno supiera cómo se trabaja en las escuelas estatales, porque nos gusta compararnos con los europeos y no llegamos ni a los talones de eso.

- ¿Te motiva ir a marchar?

Veía lo que pasaba en la televisión y estaba depresiva hasta que fui a marchar. Uno se libera de todo, vale la pena. Hay que expresar que esto está mal, que los empresarios se pongan con nosotros, que se preocupen de lo que pasa, preguntarle a la gente cómo se siente, porque en Chile hay un estrés que pasa por todas las generaciones y llega un momento en que uno dice basta, queremos un cambio.

- Y que pese a los porrazos hay que levantarse...

Así es. Todavía me duelen las piernas, pero sigo bailando, tal como los chilenos siguen en la calle. Hay que enseñar conciencia para avanzar.

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