Detectives de la Brigada de Control de la Calidad Gastronómica de Pescados y Mariscos de la PDI de San Fernando, y funcionarios de Sernapesca decomisaron en Chimbarongo cerca de 10 toneladas de truchas arco iris. El cardumen, listo para la fritanga, estaba avaluado en 35 millones de pesos.
El destino de este fino manjar acuático pretendía ser la mesa de los mejores restoranes santiaguinos. La diligencia se logró gracias al educado olfato de los policías, ya que la carga olía a una mezcla entre el sobaco de Godzilla y las patas de Kung-Fu, y venía dejando una estela de efluvios pútridos desde el Golfo de Penas.
"La carga viajaba en un camión sin refrigeración y tenía toda la tripamenta en descomposición", explicó el poli que, armado con un tenedor y limón, perició el cargamento. Tras probar uno de los pececillos, el oficial fue trasladado de urgencia hasta la posta más cercana, víctima del desprendimiento de la mucosa palatina y la pérdida traumática de casi todas sus papilas gustativas.
El subprefecto Sergio Muñoz explicó que los pescados fueron robados desde una de las pesqueras de Puerto Montt y trasladados con documentación falsa en dirección a la capital. El conductor del camión y su acompañante, identificados como los hermanos B.E.O.O. (37) y R.A.O.O. (29), fueron detenidos y puestos a disposición de los tribunales, mientras que el apestoso cargamento terminó incinerado en un vertedero municipal, por orden de la fiscal Edith Orellana.