En Rusia están con así la mansa pera tras los hechos de violencia protagonizados por los llamados "hooligan", los que amenazan con empañar la Copa Confederaciones y el Mundial de 2018.
Es más, hace unas semanas fueron los propios matones cabezas rapadas quienes realizaron una dura advertencia a todos los hinchas del mundo que llegarían al país de las mamushkas.
"Para algunos será un festival de fútbol, para otros será un festival de violencia", amenazó uno de los líderes barristas rusos, quienes se caracterizan por no beber alcohol y practicar Artes Marciales Mixtas.
En ese sentido, un político opositor ruso, de nombre Igor Lebedev, que además es miembro de la junta directiva de la Federación Rusa de Fútbol, quiere legalizar la violencia hooligan y convertirla en deporte pa' terminar con la chacota dentro de los estadios.
Lebedev, quien en la Eurocopa del año pasado alentó a los matones a darse coscachos, quiere dar chipe libre a las mochas callejeras con el fin de "reconducir la agresividad de los aficionados en una dirección pacífica".
¡Mochas serían con público!
El nuevo deporte, según el chiflado, consistiría en una batalla campal de 20 miembros desarmados entre bandos, que se citarían previamente. Además, el "espectáculo" de cornetes sería público y con espectadores. ¿Qué tal?
Por si la media peiná de muñeca fuera poco, el perla también avaló los charchazos de los barristas, pero los diferenció de sus pares ingleses.
"Ante todo, son aquellos que sufren por sus clubes con todo su corazón, los que organizan el apoyo y promoción de sus equipos, y aunque a veces se peleen, solo lo hacen con colegas, sin tocar a los civiles, esto se compara favorablemente con los hooligans de Inglaterra", lanzó el Iván Drago de la política rusa.