La historia de vida de Sebastián Vera Carrasco (30)- según su primer certificado de nacimiento - no ha sido para nada fácil. Desde pequeño tuvo que lidiar con la ausencia de su padre y las diferencias irreconciliables con su madre.
Con la mayoría de edad siempre masticó la idea de sacar a ambos definitivamente de su vida... y también de su identidad. Fue así que contactó a un abogado y decidió cambiarse los apellidos paternos y maternos.
"No me gustaba llevarlos, así que hace unos años comencé a decir que mis apellidos eran Araya Riquelme, pero a la hora de firmar, debía ser Vera Carrasco. Y no me gustaba", comentó el joven, quien aprovechó el vuelo y también se cambió el segundo nombre.
La tentación de llevar un apellido más top, con aroma ABC1, lo sedujo en primera instancia. "En algún minuto uno igual piensa en ponerse un apellido como Schweinsteiger, pero viéndolo más de verdad, siempre sentí a mi profesor, Jorge Araya, como un padre. Entonces, ese iba a ser mi primer apellido y el segundo es por un gran amigo, que es más familia que en la que nací", dijo el profesional dedicado a la informática.
En cuanto al segundo nombre, explicó que por un amigo que se suicidó y necesitaba sentirlo más cerca, porque siempre me cuestioné si debía haber estado más ahí o haber hecho otra cosa por él, entonces aproveché el cambio y bueno, así quedé como Sebastián Fernando Araya Riquelme".
Segunda parte
Con su nueva y flamante identidad, ahora le toca hacer la etapa más fome: cambiar toda la documentación legal en la que se encuentren sus apellidos, donde debe demostrar que ya no es un Vera Carrasco. Eso sí, el RUT no cambia.
"Ha sido un dolor de cabeza, ya que la primera parte la hizo un abogado y salió todo bien, con testigos que por más de cinco años me conocían con mis nuevos apellidos. Pero ahora estoy solo y debo llevar a todas partes mi nuevo carnet de identidad y demostrar que estos son mis nuevos apellidos y eso va desde las licencias del colegio en adelante, uff, un montón de documentos".
Trámite es más común de lo que uno piensa
El cambio de nombres y/o apellidos lo puede hacer cualquier persona y sólo se puede hacer una vez en la vida. Puede ser por dos vías: la judicial, por la Ley 17.344 y la administrativa.
Según las cifras proporcionadas por el Registro Civil, este tipo de trámites no son para nada aislados. De acuerdo a lo informado, hasta el 30 de junio de 2018 hubo 17.586 chilenos que decidieron darle nuevos aires a su vida y cambiarse el nombre o apellido, mientras que en el 2017 se ejecutaron 33.495 solicitudes de este tipo.